En 1996, Renault pilló con el paso cambiado a toda la industria del automóvil con el antecesor de este Renault Scenic. Un modelo llamado entonces Mégane Scénic, que inventaba toda una categoría de coches, los monovolumen compactos. El éxito fue tal que todas, absolutamente todas las marcas que querían vender coches para la familia, tuvieron que poner a trabajar a destajo a sus equipos de ingenieros y diseñadores. Había que preparar una réplica a ese Scénic -con acento- que amenazaba con el monopolio de los viajes en familia.
Su secreto, o uno de ellos, era el aprovechamiento máximo del espacio interior. Parecía milagroso esa habitabilidad en un modelo de poco menos de 4,2 metros de longitud. Y no solo la habitabilidad, también las posibilidades de modularidad interior, con asientos individuales que se plegaban, desplegaban o se podían, incluso, sacar del coche. También sorprendían las bandejas plegables en la parte posterior de los asientos traseros en las que una generación de niños -que ahora ya son adultos- han disfrutado de los kilómetros entretenidos con sus juegos. O los huecos para guardar cosas en un interior que parecía un queso gruyere…
Con esas armas y otras muchas, Renault transformó absolutamente el sector, el segmento de los compactos y los viajes en familia.
El nuevo Renault Scenic quiere revolucionar los familiares eléctricos
Ahora, 28 años después, el nuevo Renault Scenic tiene las mismas ambiciones; aunque no pilla a nadie desprevenido. Pero eso no significa que no juegue cartas propias. Y que no nazca tocado, aparentemente por la varita del éxito. Porque el nuevo Renaut Scenic comenzó a fraguarse en pandemia, en 2020, nada más llegar Luca de Meo a la compañía del rombo. El nuevo ejecutivo pidió crear el nuevo referente de movilidad familiar del siglo XXI, evidentemente, con propulsión eléctrica.
Cuatro años después, y antes de llegar al mercado, este Renault Scenic ya puede presumir de haber igualado la puesta en escena de su antecesor. Porque el nuevo modelo ya ha sido declarado Mejor Coche del Año en Europa 2024, el mismo galardón que logró el primer Mégane Scénic. Eso indica que el trabajo es bueno… Ahora falta refrendarlo en el mercado.
Para ello, la marca francesa pone en juego su conocimiento a la hora de crear modelos familiares; y también su experiencia con la tecnología eléctrica de la que es una de las impulsoras. Eso se refleja en un Renault Scenic que da un giro radical para decir adiós a la silueta monovolumen para abrazar el estilo SUV. Todo ello englobado en unas dimensiones ajustadas y nada exageradas y con las que da respuesta a las necesidades de la mayoría de familias y posibles usuarios.
Realizado sobre la misma plataforma compartida con el Megane E-Tech, el Renault Scenic mide 4,47 metros de largo, 1,86 metros de ancho y 1,57 metros de altura. Eso son 27 centímetros más que el Megane E-Tech. Su distancia entre ejes de 2,78 metros supera en casi 9 centímetros la del Megane y eso significa máximo aprovechamiento del espacio interior, lo que se refleja en unas plazas traseras con una gran cota de longitud para las piernas, una altura al techo que permite que usuarios de talla alta -hablamos de más de 1,80 metros de altura- ni rocen con la cabeza o que el suelo plano haga absolutamente cómodo el viaje para los pasajeros posteriores.
El Renault Scenic ofrece máximo aprovechamiento del interior
Eso por no hablar de un maletero que con 545 litros de capacidad ofrece un volumen sobresaliente y que si se abate el respaldo de los asientos posteriores puede llegar a los 1.670 litros de capacidad de carga. La sabiduría para aprovechar al máximo el espacio la siguen teniendo en Renault, como demuestran los 38,7 litros de huecos en el habitáculo en los que guardar cosas, incluyendo compartimentos en la consola central y bajo el reposabrazos deslizante.
Y también para proponer soluciones ingeniosas que hagan más agradable la vida a bordo, el Renault Scenic E-Tech propone un techo de cristal panorámico Solarbay, desarrollado en colaboración con Saint-Gobain que está compuesto en su mayoría por vidrio reciclado, incorpora la tecnología AmpliSky, que permite hacer opaca la superficie por zonas gracias a la tecnología PDLC (Polymer Dispersed Liquid Crystal). Con eso adapta la protección del techo a la cantidad de sol. Y evita tener que colocar la clásica cortina interior.
Las soluciones ingeniosas siguen, por ejemplo, en el reposabrazos central en los asientos posteriores, que esconde una consola en la que, aparte de posavasos, hay tomas USB para que los usuarios vayan conectados o soportes para colocar tablets o teléfonos móviles con los que hacer más ameno el viaje.
Es el signo de estos tiempos tecnológicos que también se reflejan en la instrumentación del coche. El interior del Scenic E-Tech ofrece un diseño prácticamente idéntico al del Megane E-Tech, su salpicadero presenta dos paneles en forma de «L»: una pantalla TFT horizontal de 12,3 pulgadas para el cuadro de mandos y una pantalla táctil vertical de 12 pulgadas para el sistema de infoentretenimiento. Destaca el sistema multimedia openR link, que ofrece funciones optimizadas para trayectos eléctricos, incluyendo la planificación de rutas.
Todo el cerebro tecnológico que hace funcionar el sistema del nuevo Renault Scenic, viene de la mano de Google, con lo que el Scenic se maneja incluso por voz, como cualquiera de las aplicaciones del gigante tecnológico que manejamos día a día. Eso sí, con la mano y el toque especial de Renault que se refleja, por ejemplo, en un widget desarrollada por la marca que se visualiza en la pantalla del coche que informa detalladamente sobre la autonomia del coche en cada circunstancia y simula la que obtendríamos con diferentes tipos de conducción. También han desarrollado un coach digital para el uso de los sistemas ADAS -por cierto, son 30 los que equipa el coche-.
Con el Renault Scenic «no paramos para cargar, sino que cargamos cuando paramos»
En cuanto a la tecnología de propulsión, cien por cien eléctrica, cuenta con dos alternativas en cuanto a potencia y tamaño de la batería. La versión de acceso ofrece 170 CV y 280 Nm de par, con una batería de 60 kWh que proporciona una autonomía máxima de 420 kilómetros. Y por encima está la versión de 220 CV y 300 Nm, asociada a una batería de 87 kWh, que alcanza una autonomía de 625 kilómetros.
Ambos modelos pueden recargarse a una velocidad máxima de 22 kW en corriente alterna y hasta 150 kW en corriente continua. Además, cuentan con un sistema de frenado regenerativo que ofrece al conductor cuatro niveles de regeneración que se manejan con las levas en el volante a través de las cuales subes o bajas intensidad de retención.
La filosofía que demuestra Renault con este rendimiento sobre todo en cuanto a eficiencia y autonomía es que con el Scenic «no paramos para cargar, sino que cargamos cuando paramos». Y ese compromiso lo ha demostrado durante nuestra toma de contacto, con más de 150 kilómetros de recorrido por carreteras de la provincia de Málaga. Partimos con la batería al completo y 625 kilómetros de autonomía estimada. Y a la vuelta, tras un recorrido a ritmo normal, sin preocuparnos en absoluto del consumo, el coche marca aún 450 kilómetros. Eso muestra una excelente gestión de la energía.
Además, las sensaciones al volante, también son excelentes. Suave, silencioso, dinámico, divertido… Sus dimensiones lo hacen muy ágil y maniobrable, Aunque tiene aspecto de crossover, su centro de gravedad está muy bajo y el comportamiento es el de un compacto. Dirección precisa, frenos excelentes y gracias a los modos de regeneración puedes conseguir que no interfieran nada o que frenen mucho. El confort de marcha también es de alto nivel, lo mismo que el espacio interior.
El Renault Scenic, por tanto, viene a seguir aumentando su leyenda, aunque esta vez con una silueta diferente y con una tecnología nueva. Pero con las virtudes que convirtieron al modelo de la marca del rombo en un éxito hace casi 30 años. Entre ellas su precio, que aunque en estos tiempos eléctricos no se puede definir como popular, sí que está en la línea de la nueva oleada de eléctricos que buscan popularizar este tipo de propulsión. Son 38.700 euros para la versión de acceso que -aprovechando Moves III y los 3.000 euros de deducción en la cuota del IRPF- pueden significar menos de 29.000 euros. Y en el caso del Scenic más potente y con más autonomía, hablaríamos de un precio final por debajo de los 34.000 euros.