El Bugatti Bolide y el Mistral serán los últimos modelos de Bugatti que llevarán motor de 16 cilindros en W, si bien la marca francesa promete no decepcionar a sus seguidores, ya que el reemplazo es un motor de 16 cilindros en V del que ya avanzamos recientemente la primera información.
El Mistral es un roadster biplaza del que se producirán 99 unidades, mientras que el Bugatti Bolide es una creación desarrollada exclusivamente para obtener las máximas prestaciones en circuito; un vehículo diseñado sin compromisos que no podrá conducirse en vías públicas.
Bugatti Bolide: Un automóvil desarrollado exclusivamente para circuito
Así, el Bugatti Bolide sigue los pasos de otros modelos como el Aston Martin Vulcan, el Brabham BT62, el Lamborghini Essenza SCV12, el Porsche 935 o la saga XX de Ferrari. Curiosamente, desde su último renacimiento, Bugatti ha desarrollado algunos de los automóviles más rápidos, exclusivos y lujosos del mundo, pero había dejado completamente inexplorado el ámbito de la competición.
Ahora, con el Bolide, la firma de Molsheim pone un broche de oro a su motor W16 ofreciendo un producto diferente a todo lo que había fabricado desde que el Veyron vio la luz en un ya lejano 2005. De hecho, el último Bugatti con dorsal fue el EB110, que participó en en las 24 Horas de Le Mans en 1994 y volvió a hacerlo dos años más tarde en las 24 Horas de Daytona, si bien no acabó ninguna de las dos carreras.
Con el Bugatti Bolide, la firma francesa promete ofrecer no sólo unos tiempos por vuelta vertiginosos en cualquier circuito del mundo, sino también dar a sus clientes un vehículo fácil de conducir para que pueda ser disfrutado por quienes no tienen experiencia en competición, para que se atrevan a explorar sus límites desde las primeras vueltas, como si hubieran pilotado el Bolide toda su vida.
Un piloto con la triple corona está detrás del desarrollo del Bugatti Bolide
Para lograr ese difícil compromiso entre prestaciones extremas y facilidad de conducción, una de las claves ha sido la participación de Andy Wallace, que ha trabajado conjuntamente con el equipo de ingeniería de Bugatti mientras refinaba la aerodinámica, la transmisión y las características de conducción del Bolide. Wallace, piloto oficial de Bugatti vinculado a la firma desde 2011, es acreedor de la Triple Corona y vencedor absoluto, entre otras competiciones, de Las 24 Horas de Le Mans (1988), las 24 Horas de Daytona (1990, 1997 y 1999), las 12 Horas de Sebring (1992 y 1993) y la Petit Le Mans (1999).
Wallace comenta que “todo lo relacionado con el coche está en un nivel completamente diferente al que he conducido antes. Todos los coches son difíciles de conducir al límite, pero incluso al límite de sus capacidades, el Bugatti Bolide sigue siendo notablemente fácil de conducir. Cuando tienes un coche con tanta capacidad y tanta carga aerodinámica, no mucha gente creería que eso sea posible. Incluso yo me encontré en un estado de incredulidad después de mi primera etapa conduciendo el Bolide”.
Para lograrlo, el Bugatti Bolide cuenta con algunos interesantes recursos. De entrada, lleva instalado un módulo ESP (con su correspondiente sistema ABS), algo que aporta un plus de confianza a la hora de tratar de exprimir los 1.600 CV desarrollados por el W16 de ocho litros que da vida a esta bestia de los circuitos.
Además, ese ABS gobierna unos frenos con cuatro discos de carbono Brembo similares a los empleados por los monoplazas de Fórmula 1, mientras que los neumáticos son unos Michelin Pilot Sport tipo slick –sin dibujo en su banda de rodadura–, por lo que el Bugatti Bolide es uno de los vehículos con mayor capacidad de frenada del mundo.
El Bugatti Bolide es como un prototipo de Le Mans sin limitaciones de reglamento
El punto de partida es un bastidor monocasco ultraligero de fibra de carbono desarrollado en colaboración con Dallara que cumple con los requisitos de los coches de Le Mans de las categorías LMH y LMDh de la Federación Internacional de Automovilismo (FIA). Por ello, la posición de conducción es la típica de estos vehículos, en la que el piloto se encuentra semi-tumbado, con los talones ligeramente elevados, lo que ya de por sí supuso un cambio de manera de pensar por parte de los ingenieros del proyecto.
Numerosas simulaciones y pruebas en algunos de los circuitos de carreras más icónicos del mundo permitieron a Bugatti elevar aún más el rendimiento, ajustando las características aerodinámicas del Bolide con una meticulosidad que normalmente sólo se asocia con la empleada en los deportes de motor de más alto nivel. La carga aerodinámica resultante generada, en combinación con la tracción total con diferenciales controlados electrónicamente y el agarre ofrecido por los neumáticos hacen que el Bugatti Bolide sea capaz de ofrecer una tracción y un agarre que muy pocos vehículos de competición son capaces de mostrar.
Si nos fijamos en las frías cifras, el Bolide no es el Bugatti más rápido, ya que “se conforma” con una velocidad máxima de 380 km/h en su configuración de baja carga aerodinámica. No obstante, hay que recordar que este vehículo está desarrollado para circular en circuito, y resulta extraordinariamente difícil encontrar una pista en la que se pueda alcanzar semejante velocidad. De hecho, en Bugatti presumen de que el Bolide desarrolla una velocidad punta superior a la de los monoplazas de Fórmula 1. Dicho esto, en Bugatti aseguran que la verdadera virtud del motor W16 del Bolide no es la velocidad punta que se desarrolla con él, sino la elasticidad que ofrece.
Según el propio Wallace: “la sensación cuando sales de una curva, pisas el acelerador y experimentas esa implacable oleada de potencia es incomparable. Sales de esa curva a 100 km/h, y de ahí a 200 km/h y luego a 300 km/h… es una absoluta revelación. En ese escenario específico, el Bolide se alejaría de un monoplaza de Fórmula 1”.
Así que teniendo en cuenta que el rendimiento en la pista no está definido por la velocidad máxima, el enfoque de ingeniería de Bugatti priorizó la velocidad de paso por curva, la tracción y la capacidad de frenado. La aerodinámica avanzada del Bugatti Bolide trabaja para generar hasta tres toneladas de carga aerodinámica, y su anchura y bajo centro de gravedad favorecen una capacidad de agarre excepcional, con fuerzas laterales que alcanzan los 2,5 G.
Para poner este dato en contexto, hay que tener en cuenta que un automóvil convencional de corte deportivo puede alcanzar valores de 0,8 o 0,9 G. Un superdeportivo de circuito como el Porsche 918 Spyder puede llegar a los 2,0 G. Un GT3 alcanzaría los 3,0 G, mientras que un Fórmula 1 llega hasta los 5,0 G.
A todo esto, el Bugatti Bolide es un vehículo que, a pesar de su radicalidad, pretende tratar a sus ocupantes con el mayor grado de confort posible. Así, dispone de aire acondicionado, dirección asistida y asientos de diseño ergonómico. Además, tanto el diseño de su minimalista interior como del exterior se han cuidado hasta el más mínimo detalle.
Una vez concluida oficialmente la fase de pruebas del Bugatti Bolide, el equipo de Molsheim ha pasado a centrarse en comenzar la producción en serie. Se espera que la entrega del primer vehículo, del que no se ha facilitado precio, se lleve a cabo a lo largo de 2024.