Cuando pasas unos días “conviviendo” con un automóvil como este Audi A3 Sedan con motor diésel te das cuenta de cómo las recetas más tradicionales siguen teniendo sentido. Es cierto que un maletero de 425 litros que no puede crecer “hacia arriba” puede no cuadrar con las necesidades de una familia con niños pequeños. Tampoco parece que comprar a día de hoy un coche con etiqueta C sea la opción más lógica en términos de… llamémoslo “fecha de caducidad”. Pero cuando repostas y ves cómo el ordenador de a bordo te promete 1.000 kilómetros de autonomía, todo cobra sentido.
Nuestro Audi A3 combina la carrocería de tres volúmenes con el motor diésel más potente de los disponibles en la actualidad para este modelo (2.0 TDI de 150 CV), una caja de cambios automática de doble embrague con siete velocidades, tracción delantera y el completo equipamiento aparejado al acabado Black Line.
Por citar lo más destacable, el Audi A3 Sedan Black Line cuenta con el pack estético S line y añade lunas tintadas, numerosos detalles en negro brillante, neumáticos 235/35 R19 91Y XL en llantas Audi Sport 8×19 de cinco brazos acabadas en gris titanio mate y suspensiones deportivas con frenos delanteros sobredimensionados.
En el interior, este Audi A3 Sedan dispone de asiento trasero abatible por secciones, una tapicería específica de gamuza sintética –microfibra Dinamica– con acolchado de rombos y cuero igualmente sintético, iluminación ambiental con múltiples configuraciones y los extras habituales del acabado S line.
Al volante del Audi A3 Sedan Black Line 35 TDI S tronic
Dicho todo esto, cuando entramos en –o, casi, cuando “bajamos a”– este Audi A3 Sedan encontramos una postura de conducción cómoda pero con la cadera muy cercana al piso. En cuanto nos ponemos en marcha, todo tiene un buen tacto. La dirección resulta precisa y transmite información a las manos del conductor.
El pedal del freno ofrece un adecuado mordiente y muy buena progresividad, mientras que las suspensiones son firmes, contienen bien las inclinaciones de la carrocería pero absorben correctamente las irregularidades del firme, mostrándose especialmente eficaces cuando una rueda se encuentra con un pequeño bache y no traslada apenas el “problema” a la rueda opuesta del mismo eje o incluso al tren trasero, algo de lo que no todas las berlinas pueden presumir en la actualidad.
Con un motor turbodiésel de dos litros que pone 150 CV y 360 Nm a nuestra disposición, no vamos a encontrar las prestaciones de un deportivo en este Audi A3 Sedan, pero en realidad hay empuje más que de sobra, así como una respuesta bastante directa, con una latencia razonable cuando pisamos a fondo el acelerador y esperamos una reacción lo más inmediata posible. Evidentemente, aquí no contamos con la ayuda de un motor eléctrico que “rellene” de par el “hueco” de la curva en las inmediaciones del régimen de ralentí, aunque tampoco hay que anticipar la jugada de manera que la conducción se vuelva incómoda cuando, por ejemplo, queremos salir a adelantar en el menor espacio posible.
Lo cierto es que este Audi A3 Sedan Black Line 35 TDI S tronic no es un coche rabiosamente deportivo pensado para ir destrozando cronómetros, pero si le buscas las cosquillas puedes ir muy deprisa con él, y no tendrás la sensación de estar “peleándote” con tu berlina o exigiéndole algo de forma poco natural. Al contrario, este Audi A3 se muestra muy cómodo cuando le buscas las cosquillas, y el problema es que echarás en falta un motor cuyas prestaciones queden más equilibradas con el bastidor.
La vida a bordo del Audi A3 Sedan Black Line 35 TDI S tronic
Por lo demás, resulta fácil disfrutar la vida a bordo de este Audi A3 durante el día a día. La marca de los cuatro aros ha sabido contener la obsesión táctil de otros fabricantes y mantiene mandos físicos para manejar fácilmente la climatización, el equipo de audio, el control de crucero o el ordenador de a bordo.
La habitabilidad atrás es muy razonable para un vehículo de 4,50 metros de longitud, y el consumo en carretera resulta extraordinariamente bajo si somos cuidadosos a la hora de acelerar, registrando valores que pueden incluso bajar de los cinco litros cada 100 km; todo ello sin ningún tipo de ayuda eléctrica.
El equipamiento es muy completo, pero todo se puede mejorar en esta vida y, si queremos disponer de opciones tan recomendable como los faros LED matriciales, el acceso sin llave, los espejos que se pliegan automáticamente o el ajuste lumbar de los asientos, habremos de pagar 3.405 euros extra.
También es recomendable pagar por la asistencia progresiva de la dirección –aunque al fabricante no le cueste un euro implementar esa funcionalidad–, por la rueda de repuesto y por el climatizador de tres zonas si viajamos habitualmente con ocupantes en las plazas traseras, y el equipo de audio Sonos 3D puede ser otra interesante idea, especialmente para quienes viajen en solitario disfrutando de su música favorita.
Con todo ello, los 45.440 euros que cuesta el Audi A3 Sedan Black Line 35 TDI S tronic sin opciones se convertirán en no menos de 53.000 euros si queremos dejar el vehículo a capricho. Es cierto que parece mucho para una berlina derivada de un compacto de tracción delantera, motor transversal y etiqueta C, pero en realidad se trata de un automóvil versátil, funcional, económico en el día a día y perfecto para quienes aún piensan que un coche es algo más que una máquina que nos permite trasladarnos desde un punto A hasta un punto B.
Fotos de la prueba del Audi A3 Sedan Black Line 35 TDI S tronic
