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El Ferrari F250, el sucesor del LaFerrari, sale a estirar las piernas

Han sido los propios ingenieros de la firma de Maranello los que han bautizado al digno sucesor del extraordinario Ferrari LaFerrari con el nombre de Ferrari F250. No será por tanto su denominación comercial, pero si el nombre ‘de guerra’ de semejante maravilla de la ingeniería hasta que los chicos de Maranello se pronuncien de forma oficial sobre esta criatura que ya ha sido avistada por las inmediaciones de la factoría italiana ataviado con un completo camuflaje.

Este prometedor Ferrari F250 tiene el duro papel de perpetuar la saga de superdeportivos de la firma del ‘cavallino rampante’, donde su último exponente no es otro que el consagrado LaFerrari, una maravilla que la casa italiana lanzó al mercado a comienzos del año 2013. Parece ser que los diseñadores e ingenieros de la marca no han roto moldes a la hora de dar forma a su futuro Ferrari F250, conservando del LaFerrari su luna envolvente y su techo abovedado, detalles que lo acercan al mundo de la competición.

El Ferrari F250 no usará ni un V12 ni un V8

A pesar del imponente camuflaje que luce esta ‘mula’ de pruebas, está claro que el futuro Ferrari F250 va a presentar una zona delantera muy próxima al asfalto, enormes tomas de refrigeración en el capó, aletas aerodinámicas activas, un enorme alerón en su parte trasera… Y también va a contar con unas puertas de apertura de tipo ‘mariposa’.

Los chicos de Maranello se mantienen en absoluto secreto sobre la mecánica que va a utilizar este futuro Ferrari F250, pero si que han confirmado que su extraordinaria criatura no usará ni un V12 como el 12Cilindri ni un V8 como el SF90. El motor de combustión que empleará esta máquina será un V6 que podría estar relacionado con el que usa actualmente el Ferrari 296, detalle que podría poner en guardia a los más puristas. Que no deberían asustarse, porque se acompañará de una potente mecánica eléctrica para producir más de 1.000 CV de potencia con los que eclipsar los sentidos de sus afortunados propietarios, quienes muy probablemente ya hayan reservado el suyo mucho antes de que el resto de los mortales lo hayamos podido ver en marcha.