La madre de todas las carreras, la 94 edición de las 24 Horas de Le Mans, no defraudó. Una parrilla formada por 23 coches de la máxima categoría, los hypercar, con contendientes de la talla de Ferrari, Porsche, Toyota, Alpine, Peugeot, Lamborghini, BMW o Cadillac no puede permitirse no ofrecer competitividad, emoción, sorpresas o cualquier otro de los ingredientes de la competición automovilística.
Y cuando la cosa termina con un triunfo casi sobre la bocina, con una escudería con la mística de Ferrari, un piloto español, como Miguel Molina que se convierte en el tercero de nuestro país en ganar o una llegada a meta con solo un 3 por ciento de combustible y casi pidiendo la hora, el resultado es que Le Mans ha vuelto a cumplir las expectativas.
Eso es lo que ha convertido a esta carrera en única. Una competición épica, hecha de grandes hazañas, enormes alegrías y tremendas decepciones. Una prueba que en sus 94 ediciones nunca ha sido aburrida y siempre se ha guardado alguna sorpresa bajo la manga para darle ese punto inconfundible de prueba en la que puede pasar de todo.
23 hypercar a por el triunfo en Le Mans
Con 23 participantes entre los hypercar y con pilotos de la talla de Sebastian Buemi, Alex Palou, Miguel Molina, Sebastian Bourdaix, Andre Lotterer, Pechito López, Robert Duval o Robert Kubica, era prácticamente imposible no esperar luchas ferreas por cada posición, adelantamientos fulgurantes o maniobras imposibles. Mucho más si también entra en juego ese espectador activo que todos los años acompaña a los participantes de en la pista: la lluvia.
Un espectador que este año ha tenido un especial y prolongado protagonismo; no solo por la cantidad o la frecuencia con la que ha caído; sino, sobre todo, porque ha hecho que en esta fiesta de los hypercar, se haya colado como protagonista principal el safety car. El coche de seguridad ha querido ser actor en esta edición en la que, por la cantidad de coches participantes, la lucha podría haber sido encarnizada. Además, se estrenaba una nueva modalidad, con tres safety cars en pista para reagrupar a los coches que ha alargado, posiblemente la maniobra. Pero más allá de esto, más de hora y media de safety hacia la medianoche y por encima de las cuatro horas y media durante la toda la madrugada debido a la lluvia han dejado la pelea definitiva para las últimas horas de carrera.
Ahí los escarceos los han protagonizado al principio Porsche, con el número 6 –el autor de la pole-, el Cadillac número 2 en el que debutaba Alex Palou en la prueba y sobre todo, los dos equipos que se han jugado la victoria final: Toyota y Ferrari. La escuadra italiana y la japonesa han llegado con sus armas intactas y en disposición de luchar por la victoria. En Ferrari el coche número 50 con Miguel Molina en sus filas, parecía el favorito. Pero la baza del 51 estaba abierta. Por parte de Toyota, el número 8, con Brendon Hartley, Sebastian Buemi y Harayami, parecían los elegidos; pero la solidez del Toyota número 7, con Kamui Kobayashi, Pechito López y Nyck de Vries, le daban otra alternativa a la marca japonesa.
Momentos memorables en las últimas horas en Le Mans
Ese mano a mano ha tenido momentos memorables en las últimas horas de la carrera. La persecución y el recorte en la distancia vuelta a vuelta de Buemi y luego Hartley sobre el Ferrari pilotado en ese tramo por Molina o Nielsen, se vio, de golpe truncado por un toque que recibió el bólido de Toyota cuando Pier Guidi con el Ferrari 51 tocó a Hartley y lo dejó en mitad de la pista.
De repente todo pintaba mal para Toyota a dos horas del final de la prueba. Pero el paso adelante con Pechito López del coche número 7 asumiendo los galones de la firma japonesa fue el primer paso. El segundo, un problema con una de las ventanillas del Ferrari 50 volvió a abrir una puerta a la esperanza en Toyota; y añadía incertidumbre en la marca del cavallino. Después llegaron los cinco segundos de sanción al Ferrari 51 por la maniobra sobre Hartley, la investigación al Ferrari de Miguel Molina por un pit stop, el trompo al salir de boxes de Pechito López con el Toyota número 7 cuando lideraba la carrera… Y finalmente, la agonía del Chris Nielsen ahorrando combustible en los últimos giros, mientras gestionaba la diferencia con López, para llegar a la meta con solo un 3 por ciento de batería.
Toda la emoción que había hurtado el safety car durante la noche, se acumuló en las últimas horas en un final frenético en el que Miguel Molina ha vuelto a colocar al automovilismo español en lo más alto.
Las 24 Horas de Le Mans, hora a hora…
Laurens Vanthoor comenzó liderando desde la pole position en el Porsche Penske 963 No.6, pero rápidamente fue superado por los Ferrari AF Corse 499P Hypercar conducidos por Nicklas Nielsen en el No.50 y Antonio Giovinazzi en el No.51.Las primeras lluvias empezaron a poner a prueba los nervios de acero de las escuderías para aguntar con slicks u optar por neumáticos de lluvia. En estas horas, a los pilotos oficiales de Ferrari los ponía en jaque Robert Kubica en el Ferrari AF Corse No.83.
Por parte de Toyota, inicio dubitativo para el Toyota Gazoo Racing 8 con Sebastian Buemi en el cambio de neumáticos con las primeras lluvias. En Cadillac y BMW, las cosas no empezaron bien, con los americanos en las posiciones 11 y 19 de sus dos coches oficiales; mientras en BMW, un impacto del número 20 con Robin Frijns les hizo perder más de 25 minutos en las reparaciones.
A partir de la cuarta hora de Le Mans, la sorpresa del Ferrari AF Corse 83 de Robert Kubica, Yifei Ye y Robert Shwartzman comenzaba a tomar forma al entrar la noche y tras un primer safety car de larga duración. Por detrás, el Porsche Penske No.5 de Frederic Makowiecki, Matt Campbell y Michael Christensen se colocó en segundo lugar.
Todo sin cambios en este tiempo hasta que Kubica tuvo un contacto con el BMW número 15 a las 22:35, incidente que llevó a la retirada al BMW y mantuvo al safety en pista durante más de 90 minutos. En esas horas también se despidieron de Le Mans los dos Alpine, ambos con un problema técnico similar.
Las siguientes horas, tras acabar el coche de seguridad, colocaron al Toyota número 8, en cabeza con la lluvia cayendo y las temperaturas frías de la noche. Ahí Toyota comenzó a remontar. Hirakawa entregó el coche a su compañero Sebastien Buemi, quien entró en una batalla primero con Vanthoor y luego con Andre Lotterer. Pero era el momento del protagonismo del safety que hacia las 4 de la mañana entró en acción.
Y protagonizó prácticamente toda la noche. Una vez que el safety volvió a dejar vía libre empezó la carrera definitiva. Esa en la que finalmente Toyota y Ferrari, mano a mano, se jugaron sobre el trazado de Le Sarthe entrar en la historia, de nuevo, de la prueba de circuitos más emocionante del mundo.
