Las explotaciones mineras comienzan a sentir la caída de las ventas que vienen experimentando los vehículos eléctricos en los distintos mercados durante estos últimos meses. El freno a su comercialización está provocando una menor demanda de los materiales que las explotaciones mineras producen, y esto ya afecta a los precios de minerales como el litio, el cobalto o el níquel, fundamentales para la producción de baterías de los vehículos eléctricos.
Las crecientes dudas que mercados como el americano y, en especial, el europeo, vienen mostrando a la hora de apostar de manera definitiva por los vehículos eléctricos están teniendo ya sus primeras repercusiones en las cadenas de valor de los fabricantes de vehículos eléctricos, cuyos resultados en los últimos tiempos se han resentido fuertemente debido a las bajas ventas que estos modelos cero emisiones acumulan en este pasado semestre.
Bajas ventas de eléctricos comprometen las inversiones
Pero hay más, puesto que la persistencia en los bajos volúmenes de ventas que acumulan los vehículos eléctricos, lejos de las cifras que se prometían para estas fechas, provocan no sólo que los objetivos no se cumplan, también que la viabilidad de las inversiones realizadas para ello se vea fuertemente comprometida al no cumplirse los plazos de amortización previstos para los importantes volúmenes del capital comprometido en el desarrollo de la cadena de valor del vehículo eléctrico.
Es el caso, por ejemplo, de las fábricas de baterías, cuya producción de unidades está viéndose ralentizada por esta causa, o el de las explotaciones mineras, cuyas materias primas están asistiendo atónitas a un desplome de sus precios en el mercado ante la baja demanda que las mismas comienzan a acumular. Sólo durante esta primera mitad del año 2024, los fabricantes de baterías han reducido o cancelado planes de expansión por valor de 220 GWh. Esto ha significado la cancelación o retraso en la creación de varias de las nuevas gigafactorías previstas para 2030.
Litio cobre y cobalto con sus precios en mínimos
Litio, Niquel y Cobalto, materias primas básicas para la producción de baterías tienen sus precios en mínimos debido a la baja demanda existente, lo que viene provocando una importante desaceleración en la actividad minera durante este primer semestre del año. En particular, el litio ha perdido más del 70 % del valor que alcanzaba a finales del 2022. El cobalto está en su nivel histórico de precio más bajo y el níquel también acumula descensos significativos cotizando por debajo de sus costos de producción.
Lo peor es que estas fuertes fluctuaciones en los precios ya están provocando el cierre de explotaciones mineras y generando fuertes tensiones en la cadena de valor entre clientes y proveedores, al no cumplirse las expectativas. Y todo ello complica de cara al futuro la situación, pues las empresas mineras comienzan a no poder controlar sus costos de explotación, al tiempo que las empresas fabricantes de baterías y de automóviles comienzan a ver complicada la financiación de la transición a la electromovilidad debido al fuerte endeudamiento que acumulan tras avalar las fuertes inversiones realizadas y no recibir los correspondientes retornos previstos debido al bajo volumen de ventas existente en el mercado.
Aún así no todo son malas noticias. La presente realidad no oculta que el futuro cuenta con unas previsiones que apuntan en positivo, aunque lo hacen largo plazo. Se espera que para el año 2040 la demanda de baterías para vehículo eléctricos se multiplique por nueve, al igual que se prevé que las inversiones en este sector superen en los próximos años los 1.500 millones de euros,
Mejorar y aumentar la capacidad de extracción
Según informa la consultora especializada Benchmark Inteligencia Mineral (BIM), las empresas del sector minero se van a centrar en los próximos tiempos en mejorar y aumentar su capacidad de extracción y reciclaje tanto de Litio, Cobre y Niquel como de otros materiales esenciales (tierras raras) precisos para la producción de todo tipo de baterías, dado el actual proceso de descarbonización al que asiste la industria mundial en general.
Y, por otra parte, la inversión prevista en nuevas empresas para el sector del ensamblaje de baterías se calcula que podría superar los 621.015. millones de euros hasta 2040, cifra de la cual unos unos 513.288,millones de euros se confía se hayan invertido hasta 2030.
Según los datos facilitados por la consultora BIM, pese a la notable volatilidad existente en sus precios, se confía en que el Litio siga atrayendo el mayor volumen de compras.
Así, se esperan ventas por valor de unos 85.095 millones de euros en 2030, un volumen de ventas que prácticamente se duplicará y aumentará hasta alcanzar los 170.140 millones de euros una década más tarde, para 2040.
Incremento en el cual no sólo se contempla la creciente demanda prevista del mismo, también la necesaria estabilización de su precio a fin de hacer frente a una demanda y suministro constante de este material.
Reciclaje, fundamental cara al futuro
Según el informe elaborado por la citada consultora, el mayor crecimiento puntual en esta creciente actividad se produciría tanto en las labores dedicadas al reciclaje en la etapa de extracción de los minerales, como a la reutilización que de los mismos vendría a realizar el sector. Esto supondría un incremento del capital invertido en este tipo de trabajos, que se prevé pase de los 23.554 millones de euros que se calcula se van a invertir hasta 2030, hasta alcanzar los 142.227 millones de euros en 2040.
Tal expansión en las inversiones no hace sino poner de relieve la creciente importancia que las labores de reciclaje ya se reflejan en las estrategias a seguir por los distintos fabricantes del sector industrial a fin de mitigar en lo posible su dependencia en la obtención de materias primas vírgenes, lo que ayudará tanto a contener los costos de producción, como a reducir el impacto ambiental de su actividad.
Y no sólo será el Litio, puesto que también las inversiones en Níquel y Cobre ofrecen incrementos considerables calculados para los mismos períodos. En el primero de estos dos últimos casos, se pasará de los 50.730 millones de euros previstos para 2030 a los 107.803 millones de euros para 2040. En el segundo, la inyección de capital superará los 38.954 millones de euros previstos para alcanzar a finales de la presente década hasta situarse en torno a los 74.284 millones para el año 2040.
Alcanzar cuanto antes la estabilidad
En todo caso, lo que están buscando los distintos actores que intervienen en estos mercados es alcanzar cuanto antes una estabilidad en los mismos que ayude a establecer una relación más fluida y continua entre proveedores y fabricantes, lo que permitiría una mejor fijación de los precios acorde a las características y necesidades del mercado y establecer los necesarios mecanismos de flexibilidad y precios flotantes con cifras techo y suelo más asumibles por ambas partes.
Con todo ello se confía en poder mitigar las posibles situaciones de incertidumbre que, como sucede actualmente, complican sobremanera la continuidad de muchas empresas en la cadena de valor e impiden una mayor atenuación de los precios en los componentes realizados a partir de estos materiales y, por tanto, en el de los precios de los vehículos eléctricos que llegan al mercado.