Los semáforos, con sus icónicos tres colores, son una pieza fundamental en el tráfico urbano. Desde su invención, han sido responsables de mantener el orden en las calles, facilitando el flujo de vehículos y peatones. Sin embargo, la llegada de los coches autónomos está abriendo la puerta a nuevas posibilidades. Una de las más sorprendentes es la introducción en los semáforos de un cuarto color: el blanco. ¿Por qué esta necesidad? ¿Qué rol jugará esta nueva luz en nuestras ciudades? En este artículo, exploraremos esta innovadora propuesta que podría cambiar la manera en que entenderemos el tráfico en el futuro.
1La llegada de una cuarta luz
Los semáforos han permanecido casi inalterados durante más de un siglo. Con sus tres luces características (rojo, ámbar y verde), han evitado el caos en las intersecciones más concurridas. Sin embargo, la rápida evolución del sector automotriz y el advenimiento de los vehículos autónomos han abierto un debate sobre la posible incorporación de un cuarto color: el blanco.
La propuesta de añadir una luz blanca viene de un estudio realizado por la Universidad de Carolina del Norte, Estados Unidos. Aunque por el momento es solo un proyecto, la idea ha captado la atención de expertos en tráfico y tecnología a nivel mundial. ¿Por qué consideran necesaria esta nueva luz? ¿Qué función cumpliría en un futuro en que los vehículos autónomos convivan con conductores humanos?