El Ford Ranger Raptor y el Ford Bronco Raptor vienen equipados con un motor V6 3.0 biturbo que rinde 411 CV en el caso del pick up y 424 CV en el caso del todoterreno, mientras que el par máximo es de 585 y 598 Nm, respectivamente.
Hablamos, por supuesto, de las versiones norteamericanas, porque en Europa el Ford Ranger Raptor con idéntica mecánica se conforma con unos descafeinados 292 CV y 491 Nm, mientras que el Bronco Raptor ni siquiera se comercializa.
El caso es que los ingenieros de Ford han logrado mejorar el rendimiento del motor a lo largo de todo su rango de revoluciones con una simple reprogramación de su centralita, algo por otra parte sencillo en un motor sobrealimentado por turbocompresor (por dos turbos, en este caso), ya que un ligero incremento de la presión máxima de sobrealimentación retardando la apertura de la válvula de descarga suele obrar milagros.
Hablamos además de un motor que no está muy apretado, ya que, en el caso del Ford Ranger Raptor norteamericano, la potencia específica con la que sale de fábrica es de 139 CV/litro, un buen valor pero muy alejado de los 211 CV/litro que logra Mercedes con el motor de dos litros del Mercedes A 45 S, lejos también de los 166 CV/litro desarrollados por el V8 del Lamborghini Urus S o –ciñéndonos a Ford– lejos incluso de los 155 CV/litro del Ford Mustang GTD.
Si nos fijamos en las curvas de potencia y par facilitadas por Ford, observamos que la principal ganancia se encuentra a medio régimen, por lo que estamos ante un motor que además es más eficiente y, teóricamente, debería incluso reducir su consumo si hacemos el mismo uso que antes de la reprogramación.
En este punto, conviene recordar que lo que realmente mide el “banco de potencia” es el par motor, la fuerza liberada por el propulsor, desmultiplicada por la caja de cambios y canalizada por la transmisión a las cuatro ruedas del vehículo. La potencia no es sino una expresión del par motor en el tiempo, porque cuanto más deprisa gira un motor, más cantidad de fuerza es capaz de proporcionar en el mismo lapso de tiempo.
Ford ofrece una “repro” de los Ford Ranger Raptor y Bronco Raptor
El caso es que en Ford han decidido ofrecer una reprogramación de las centralitas de los Ford Ranger Raptor y Bronco Raptor a sus propietarios o, como ellos la denominan, “una nueva calibración de software de Ford Performance Parts”.
Con ella, los motores V6 3.0 EcoBoost biturbo de ambos modelos pasan a rendir 461 CV, mientras que el par máximo asciende a 729 Nm, muy lejos de los 585 Nm originales del Ford Ranger Raptor norteamericano.
Lo sorprendente de todo es que, a la vista de las curvas, Ford parece no haber limitado el pico de par máximo para proteger las transmisiones. Si nos fijamos en la curva de par original, sí cuenta con una meseta que se mantiene más o menos constante entre 2.500 y 5.000 r.p.m., mientras que, tras la “repro”, el par asciende en picado hasta más o menos las 3.000 vueltas.
Así que si vives en EE. UU. y tienes uno de estos modelos, basta con que acudas a un concesionario oficial para solicitar la “repro” y, previo pago de 825 dólares (745 euros), saldrás del taller con un buen puñado de caballos más bajo el pie derecho.
El precio por CV es una ganga (13,5 euros por cada caballo extra en el caso del Ranger), si bien para Ford todo son ganancias, ya que la “repro” no requiere piezas; es puro software. Sencillamente, estás pagando por “liberar algo”, por un servicio, algo que va a ser cada vez más frecuente en los automóviles que conducimos.
¿Qué implicaciones “legales” tiene la “repro” oficial de los Ford Ranger Raptor y Bronco Raptor?
Lo cierto es que ofrecer algo así en España no sería tan sencillo. En realidad, es algo que se ha hecho en el pasado. Mitsubishi vendió durante una temporada “repros” de Ralliart para diversos modelos como el Montero, y Toyota también lo hizo con los Land Cruiser R-Edition.
En la actualidad, Volvo es la única marca que ofrece reprogramaciones oficiales a través de su servicio Polestar Engineered, si bien en los modelos más actuales se limitan a variar la respuesta del acelerador y a reducir los tiempos entre cambios de marcha, mientras que para algunos motores más antiguos sí prometen aumentos de potencia y par motor.
Y es que variar la potencia máxima es una reforma que además puede afectar a las emisiones, lo que evidentemente va a requerir pasar por la ITV con un informe firmado por un ingeniero, un certificado del taller que haya llevado a cabo la operación y, en el peor escenario, un ensayo en un laboratorio homologado.
En el caso de Ford en EE. UU., basta con pasar por el taller y por caja, y la marca asegura el mantenimiento de la garantía que es de tres años o 36,000 millas (58.000 km). Lo cierto es que las 36.000 millas no son una cifra que inspire mucha confianza, pero hay que reconocer que ganar 50 CV de golpe en un purasangre como es el Ford Ranger Raptor por poco más de 700 euros es una propuesta muy tentadora, ¿no?