No todos los días se cumplen 50 años, como le ha ocurrido al Volkswagen Golf en este 2024, y la firma alemana ha aprovechado la profunda renovación de su octava generación para celebrar este cumpleaños. En nuestro caso, hemos celebrado los 50 años del Golf probando una de las versiones más interesantes de esta nueva iteración del compacto alemán: el Volkswagen Golf GTE.
Y es que la nueva gama cuenta con una oferta muy amplia para los tiempos que corren. De entrada hay cinco acabados convencionales (Golf, Life, Más, Style y R-Line), a los que se suman la serie especial 50 Aniversarios y los acabados específicos de las versiones de mayores prestaciones: GTI, GTI Clubsport, R, R Black Edition y GTE.
Por otra parte, el Volkswagen Golf sigue contando con una variada oferta mecánica, compuesta por seis motores de gasolina (TSI, GTI y R), dos de ellos ofrecidos también con hibridación ligera (eTSI), otros dos con un sistema de propulsión híbrido enchufable (eHybrid y GTE), así como dos diésel (TDI). Por supuesto, hay versiones con cambio automático de doble embrague (DSG), así como variantes de tracción total (4Motion).
Si combinamos todo esto con las dos carrocerías ofrecidas (la habitual silueta compacta con cinco puertas y la variante familiar Variant), encontramos una gama compuesta por nada menos que 46 versiones diferentes.
Ponemos a prueba el Volkswagen Golf GTE
En nuestro caso, vamos a tener la oportunidad de ponernos a los mandos de un Volkswagen Golf GTE combinando algo de recorrido urbano por Madrid para disfrutar de un tramo de autopista y finalmente de la exigente subida al puerto de la Morcuera, en la sierra de Guadarrama. Desafortunadamente, nos subimos al coche con su batería completamente descargada, por lo que no tenemos ocasión de explorar uno de sus más interesantes atributos: su generosa autonomía eléctrica.
Y es que el Volkswagen Golf GTE une el motor 1.5 TSI en versión de 177 CV y 250 Nm a un motor eléctrico de 85 kW (116 CV) para ofrecer una potencia combinada de 200 kW (272 CV) y un par motor de 400 Nm. El motor eléctrico se alimenta con una batería de 25,7 kWh (19,7 kWh netos) que permite recorrer 131 kilómetros (WLTP) con cero emisiones. Asimismo, la batería puede recargarse tanto en la red convencional (admite hasta 11 kW con corriente alterna trifásica) como mediante carga rápida (a 40 kW).
Si hablamos de prestaciones, la cosa se pone interesante, ya que el Volkswagen Golf GTE homologa 230 km/h de velocidad máxima y 6,6 segundos en el paso de cero a 100 km/h. Curiosamente, son cifras bastante peores que las de un menos potente Golf GTI de 265 CV, que saca partido de sus 200 kilos menos.
Pero, más allá de las frías cifras, lo cierto es que este Volkswagen Golf GTE enamora desde el momento en que iniciamos la marcha. A pesar de partir con la batería al 0 % de carga, en el recorrido urbano disfrutamos de la electricidad que nos proporciona la frenada regenerativa, lo que nos permite conducir con el motor de gasolina apagado durante bastante tiempo.
El tacto de todos los mandos es el que esperamos, con una dirección precisa y bien asistida, una suspensión perfectamente afinada para contener las oscilaciones de la carrocería correctamente y sin sobreactuar, así como una frenada “predecible” y de buen mordiente, algo menos habitual de lo que nos gustaría cuando conducimos vehículos electrificados, en los que la frenada regenerativa y la hidráulica han de complementarse.
Ya en carretera, el Volkswagen Golf GTE nos sorprende por lo bien que disimula el sobrepeso del sistema híbrido enchufable, que hace que este compacto alcance 1,6 toneladas. Probablemente, lo que más nos ha llamado la atención es la gran cantidad de potencia disponible en todo momento, a pesar de no contar con carga en la batería, lo que nos hace pensar que, en realidad, este Golf PHEV tiene al menos un par de kWh en guardados en la manga para satisfacer nuestras demandas de eceleración.
El Volkswagen Golf GTE acelera con nervio, realiza adelantamientos fulgurantes, y en ningún momento parece que se le atragante la potencia. La sensación al volante es que no sólo supera las cifras oficiales, sino que las pulveriza. Probablemente, en Volkswagen han querido evitar que su GTE rivalice con su GTI y no han usado a su mejor piloto de pruebas cuando homologaron el cero a 100.
Bromas aparte, el Volkswagen Golf GTE ofrece prestaciones para dar y tomar. Sí es cierto que hay algo de retardo desde que pisamos a fondo el pedal del gas hasta que obtenemos la máxima aceleración, algo que otros modelos electrificados gestionan de manera más eficiente, pero no un lapso preocupante. Simplemente, hay que habituarse y anticipar un poco la maniobra, al igual que haríamos con cualquier motor turbo convencional.
Por otra parte, el aumento de masa propiciado por la electrificación no llega nunca a ser crítico, si bien durante el descenso del exigente puerto de La Morcuera, tras apurar varias frenadas, sí notamos que el coche nos pide bajar un poco el ritmo, en parte porque no es posible apoyar las deceleraciones con el freno motor (térmico).
Lo que más nos gusta y lo que menos del Volkswagen Golf GTE
En el interior no hay grandes novedades o, más bien, sí las hay, pero pasan bastante inadvertidas. De entrada, la postura al volante es la ya conocida del Volkswagen Golf VIII; impecable, salvo quizás por la falta de reglaje del apoyo lumbar. Las plazas traseras son razonablemente amplias, y el sistema de información y entretenimiento con pantalla de 12,9’’ se incluye de serie en todos los acabados.
El sistema abre la puerta al mundo de los servicios conectados y al de los equipamientos que requieren “activarse” previo pago, ya sea de manera mensual, anual o indefinida. Hay que reconocer que funciona bien, es rápido y puede manejarse por voz, aunque requiere de cierta práctica, si bien conviene acostumbrarse, ya que resulta mucho más funcional que el empleo sistemático de la interfaz táctil para realizar tareas tan dispares como cambiar de emisora de radio o de perfil de conducción.
Quizá la pega más importante que podemos ponerle a este Volkswagen Golf GTE es la reducción de cerca de 100 litros que experimenta el maletero. Además, esta configuración mecánica no está disponible con la carrocería Variant, que nos permitiría compensar la pérdida.
Dicho todo esto, la gama del renovado Volkswagen Golf está disponible desde 28.050 euros (TSI de 115 CV con acabado Golf). Si añadimos la hibridación ligera y, por tanto, el cambio automático y el derecho a disponer de etiqueta medioambiental Eco (eTSI de 115 CV), la factura asciende a 29.770 euros, precio por el que accederemos a una de las versiones más interesantes de la gama.
Por el diésel más asequible (TDI de 115 CV) hay que desembolsar 29.920 euros, y si queremos el equipamiento y las prestaciones del Volkswagen Golf GTI, la factura ascenderá a los 49.500 euros, precio casi calcado al del GTE que hemos conducido, que ofrece sus formidables prestaciones y la etiqueta Cero por 49.240 euros.