En el primer semestre de este año, las ventas de coches eléctricos representaron solo el 12,5 por ciento del mercado europeo y en agosto las adquisiciones de automóviles cero emisiones han caído casi un 44%. Un pronunciado descenso que ha hecho saltar las alarmas entre los fabricantes de la Unión Europea, que consideran que estas cifras están muy por debajo del nivel necesario para alcanzar los exigentes objetivos de emisiones de CO2 que entrarán en vigor en 2025.
Esto ha motivado que la Asociación Europea de Fabricantes de Automóviles, ACEA, haya levantado la voz para pedir «medidas urgentes» para luchar contra la desaceleración de la demanda de coches eléctricos, que acabarían en «multas multimillonarias o en recortes innecesarios de producción, pérdidas de puestos de trabajo y una debilitada cadena europea de suministro y valor debilitada en un momento en que enfrentamos a una feroz competencia de otras regiones», han dicho.
De esta manera, los fabricantes europeos de automóviles han pedido «socorro» a las instituciones de la UE y han instado a la Comisión Europea a que presente las revisiones de la normativa del CO2 para los vehículos ligeros y pesados ya en 2025, cuando estaban programadas para 2026 y 2027, respectivamente.
Los fabricantes de coches quieren negociar los objetivos de CO2
«La industria no puede permitirse esperar la revisión de los reglamentos sobre CO2 en 2026 y 2027», insisten desde ACEA, y añaden: «necesitamos medidas urgentes y significativas ahora para invertir la tendencia a la baja, restaurar la competitividad de la industria de la UE y reducir las vulnerabilidades estratégicas. fundamental para garantizar condiciones vitales como la infraestructura para camiones y autobuses se amplíen a tiempo».
Los fabricantes de coches unidos en ACEA han mostrado su disposición a discutir «un paquete de alivio a corto plazo para los objetivos de CO2» para automóviles y furgonetas. También instan a realizar «una revisión rápida, completa y robusta» de las regulaciones de CO2 tanto para automóviles como para camiones, además de revisar la legislación secundaria específica, «para que la transición sin emisiones esté firmemente encarrilada y asegurar el futuro industrial de Europa«, insisten.
Grandes inversiones en peligro
La industria del coche europea apoya el Acuerdo de París y los objetivos de descarbonización del transporte para 2050 y ha invertido miles de millones de euros en electrificación, pero hacen falta otros elementos para el cambio que «no existen». Un factor agravante es la rápida erosión de la competitividad de la UE, tal como ha confirmado el informe Draghi, explican.
Los fabricantes europeos creen que faltan condiciones que son indispensables para alcanzar el impulso necesario en la producción y adopción de coches sin emisiones y señalan a las escasas infraestructuras de carga y recarga, a un entorno de fabricación competitivo, a los escasos incentivos fiscales para la compra o al suministro de materias primas, hidrógeno y baterías. «El crecimiento económico, la aceptación de los consumidores y la confianza en la infraestructura tampoco se han desarrollado lo suficiente», añaden.
En este sentido, creen que «la transición sin emisiones es muy difícil» y que las normas actuales de CO2 no están en consonancia con el profundo cambio del clima geopolítico y económico en los últimos años y «la incapacidad inherente de la ley para ajustarse a la evolución del mundo real erosiona aún más la competitividad del sector».