En los últimos meses, más de 2.000 gasolineras en España han estado vendiendo diésel a precios sospechosamente bajos. Expertos del sector han señalado a estas estaciones, que representan casi el 20% del total del país, como puntos de venta de gasóleo de origen presuntamente fraudulento. Ante la creciente preocupación por este tipo de estafa, ligada a prácticas de evasión de impuestos, el Gobierno ha anunciado nuevas medidas para controlar la situación. Sin embargo, los efectos en la venta de carburantes ya han generado importantes alteraciones en el mercado.
1El fraude del diésel: una red de intermediarios
El fraude en la venta de gasóleo en España se ha disparado en los últimos tiempos. Principalmente, por la intervención de intermediarios que operan al margen de la ley, comprando el combustible a precios bajos de fuentes externas, eludiendo impuestos y otras obligaciones fiscales. La maniobra permite que algunas gasolineras, especialmente ‘low cost’, puedan ofrecer el gasóleo a precios extremadamente competitivos.
El fraude se basa en la creación de empresas fantasma (o ‘trucha’), que adquieren el combustible a mayoristas cómplices. A continuación, estas empresas lo venden a gasolineras o intermediarios reales, pero no pagan el IVA ni otros impuestos. Tras un corto período de operación, las ‘trucha’ desaparecen, evitando así las obligaciones fiscales y dejando un vacío económico que impacta directamente en las arcas públicas.
