Uno de los momentos más tensos que cualquier conductor puede experimentar es ser detenido por la Guardia Civil en carretera. Cuando los agentes te paran, tras el saludo formal, suele venir la clásica pregunta: «¿Sabe usted por qué le hemos parado?». Esta cuestión, aunque parece inocente, tiene un trasfondo más complejo de lo que muchos creen. En este artículo, exploraremos por qué la mejor respuesta es, simplemente, «no» y por qué mantener la calma y el respeto es clave para evitar problemas adicionales.
1La realidad del trabajo de la guardia civil de tráfico
En los últimos años, la presencia de la Guardia Civil en las carreteras ha disminuido considerablemente, tal y como lo han denunciado los propios agentes. Este es un problema que afecta tanto a la seguridad vial como a la percepción que tienen los conductores del cuerpo. El destino de la Guardia Civil de Tráfico, una vez valorado y deseado, ya no cuenta con el mismo prestigio entre los agentes, y cada vez son menos los que solicitan este tipo de puestos.
Lo que antes era una función de asistencia y ayuda al conductor, se ha convertido en gran parte en una función sancionadora. Esto no es necesariamente culpa de los agentes, sino de la falta de recursos y personal. En muchos casos, las infracciones ya no se detienen en el lugar, sino que las multas se envían directamente al domicilio del infractor, sin que haya interacción entre el conductor y los agentes. Sin embargo, cuando un conductor es parado, la famosa pregunta siempre está presente.