Cuando pensamos en los elementos que configuran el paisaje de las carreteras españolas, las rotondas, o glorietas, emergen como uno de los protagonistas indiscutibles. Su presencia ha pasado de ser un simple recurso de gestión del tráfico a un verdadero fenómeno de infraestructura vial, tanto por su cantidad como por la relevancia que han ganado en la cultura y movilidad española.
España, que ocupa un meritorio quinto puesto en el ranking mundial de países con más glorietas, cuenta con 15.053 distribuidas a lo largo de su territorio. Esta cifra la coloca detrás de gigantes europeos como Francia, líder absoluto con 42.986, y el Reino Unido, con 25.976. Italia se posiciona ligeramente por delante de España con 18.172, mientras que Brasil cierra el Top 5 con 11.854.
1¿Por qué tantas rotondas?
Se han popularizado en España en las últimas décadas como una solución eficaz para la reducción de accidentes en intersecciones y la mejora de la fluidez del tráfico. Comparadas con los cruces tradicionales o semafóricos, obligan a los conductores a reducir la velocidad, disminuyendo el riesgo de choques graves. Además, su diseño favorece una mayor eficiencia en el flujo de vehículos, especialmente en horas pico.
Sin embargo, a pesar de sus ventajas en términos de seguridad vial, no todos los conductores se sienten cómodos con ellas. La realidad es que muchas personas desconocen las reglas necesarias para circular en su interior, lo que genera confusión y, en ocasiones, situaciones peligrosas. Según algunos estudios, más del 50% de los conductores no saben cómo circular correctamente en una rotonda, especialmente cuando se trata de ceder el paso o elegir el carril adecuado.