En España, nueve autopistas llevan una década sin generar beneficios ni cumplir su objetivo de descongestionar el tráfico. Tras ser rescatadas por el Estado después de la crisis financiera de 2008, la Sociedad Estatal de Infraestructuras de Transporte Terrestre (SEITT) se hizo cargo de su gestión, pero los resultados siguen siendo decepcionantes. La falta de usuarios y un diseño ineficaz han convertido estas autopistas en un problema financiero para el país.
1El origen del problema
El rescate de estas autopistas tiene su origen en un contexto económico adverso. Entre 1999 y 2004, se licitaron y construyeron la mayoría de estas infraestructuras. Sin embargo, con la crisis económica de 2008, se redujo drásticamente el tráfico en las carreteras. El flujo de vehículos cayó en picado, lo que llevó a las concesionarias privadas a la quiebra y, posteriormente, a la vuelta de las autopistas al control estatal entre 2018 y 2019.
El cambio de gestión no ha logrado revertir la situación. De hecho, el plan de explotación 2022-2032 de la SEITT estima que las nueve autopistas apenas generarán ingresos por 1.000 millones de euros en la próxima década, una cantidad insuficiente para obtener beneficios. A pesar de ello, estos ingresos permitirán cubrir los costos de conservación y actualización de la vías, para los que se han destinado 427 millones hasta 2032.