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Cannonball Run: Así es la carrera más loca que se disputa en Estados Unidos

La Cannonball Run es, sin duda, una de las carreras más absurdas y fascinantes del mundo del automovilismo. Se trata de un rally no autorizado que cruza los Estados Unidos de costa a costa, partiendo desde Nueva York hasta Los Ángeles. A pesar de su naturaleza ilegal y los riesgos asociados, sigue atrayendo a corredores dispuestos a desafiar los límites de la velocidad, la resistencia y, sobre todo, la ley.

Esta carrera se ha convertido en una especie de desafío mítico, lleno de adrenalina y controversia. Y, aunque en sus inicios el objetivo era burlar a la policía, hoy en día la dinámica ha cambiado radicalmente. El más reciente récord, establecido por Chris Stowell, ha sacudido el panorama de la Cannonball. A bordo de un BMW 535 diésel, Stowell cubrió las 2,800 millas que separan Nueva York de Los Ángeles en 27 horas y 16 minutos, a una velocidad promedio de 105 millas por hora.

La historia de la impresionante Cannonball Run

La Cannonball Run tiene una larga historia que se remonta a 1971, cuando el periodista Brock Yates organizó la primera edición como una protesta irónica contra el límite de velocidad nacional de 55 millas por hora. En ese entonces, los corredores tenían un objetivo claro: atravesar el país lo más rápido posible sin ser detenidos por la policía.

A lo largo de los años, la carrera ganó notoriedad y se convirtió en una verdadera leyenda dentro del automovilismo, inspirando incluso varias películas en Hollywood. Durante la década de los 70 y principios de los 80, los conductores confiaban en estrategias creativas para evitar a la policía, pero los avances tecnológicos como los detectores de radar, los inhibidores láser y los visores de visión nocturna hicieron que las carreras posteriores fueran más sofisticadas y peligrosas.

Cannoball Run ya no es lo que era antes

Cannoball Run ya no es lo que era antes

La última hazaña de Stowell no tiene el glamour ni la planificación detallada de aquellos días. Con un coche apenas modificado y una mínima preparación, su récord pone en duda la relevancia actual de la Cannonball Run. La policía parece haber abandonado en gran medida la vigilancia de las carreteras tras la pandemia, y el aumento de la velocidad y los accidentes mortales en las autopistas estadounidenses refuerzan la idea de que el principal obstáculo para los corredores hoy en día es el tráfico, no las autoridades.

La carrera ha perdido su propósito original. Antes, el principal oponente era la policía, y la emoción residía en la habilidad para burlar a las autoridades de Estados Unidos mientras se desafiaban los límites del automóvil y el conductor. Hoy en día, sin una verdadera persecución por parte de la ley, la carrera se ha convertido en un proyecto de vanidad, donde la gloria personal ha sustituido al enfrentamiento entre corredor y policía.