El impacto que los sobrecostes que SEAT deberá soportar por la imposición de un arancel del 21% al Cupra Tavascan por parte de la Unión Europea supondrá un importante hándicap para las cuentas de la compañía española que podría llegar a perder varios cientos de millones de euros y ver amenazados numerosos empleos por esta circunstancia.
En su momento, distintas fuentes de la compañía española y del Grupo Volkswagen ya avisaron del “enorme perjuicio” que la imposición de aranceles podría provocar en la marca española del grupo alemán. Perjuicios tan graves que incluso pondrán en riesgo y “perjudicarán la estabilidad” de la marca.
Seat ya ha cuantificado las posibles pérdidas
Y ahora, es su presidente, Wayne Griffiths, el que junto con el equipo directivo y financiero de SEAT han cuantificado el impacto de dicha decisión. Un impacto que ya han anticipado en un encuentro recientemente mantenido con los representantes sindicales de la compañía.
Según las informaciones facilitadas, los volúmenes previstos de producción y ventas del Tavascan, unas 70.000 unidades al año, llegarían a producir a causa de los aranceles del 21% impuestos por la Unión Europea, un impacto negativo en las cuentas de la compañía de hasta 500 millones de euros, debido a los sobrecostes imprevistos que esta imposición genera y que, lógicamente, no pudieron ser tenidos en cuenta a la hora de planificar el desarrollo y producción del modelo.
Según los datos proporcionados por Rafael Guerrero, responsable de CC.OO. en Seat durante un reciente encuentro sectorial del sindicato en Barcelona, en el corto plazo, es decir en lo que resta del actual ejercicio 2024, las ventas de unidades del Tavascan que puedan llegar a producirse van a generar un impacto negativo de alrededor de 100 millones de euros a causa simplemente de la imposición del nuevo arancel del 215 que la Unión Europa ha decidido aplicar a la marca.
Tavascan, sus ventas son clave para Seat/Cupra
Las ventas del Tavascan, a las que habrá que sumar también las del también modelo eléctrico Cupra Born y las de las variantes híbridas de los León, Formentor y del nuevo Terramar, son ciertamente estratégicas para que SEAT pueda alcanzar los objetivos de reducción de emisiones de carbono fijados por la Unión Europea, de ahí la necesidad de contabilizar el mayor número de unidades posible de todos los modelos citados para poder evitar las posibles sanciones que la UE podría imponerles por no cumplir dichos objetivos.
Los aranceles al Tavascan suponen un fuerte hándicap con el que batallar para alcanzarlos, pues para evitar dichas sanciones SEAT debería dados los actuales niveles de producción previstos para el modelo, venderlo a pérdidas en el mercado, lo que generaría los cientos de millones de pérdidas ya comentados.
El fabricante español podría igualmente reducir las ventas previstas del modelo para evitar dichas pérdidas, pero ello sería a costa de tener que recortar igualmente la producción y venta del resto de modelos de combustión de la marca en igual número o cantidad proporcional, puesto que esa sería la única forma de poder reducir los niveles de CO2 de su gama y conseguir cumplir con los límites establecidos en la normativa de la UE para la misma.
Fuerte repercusión sobre el empleo en Seat
Dichos recortes tendrían además, del fuerte impacto económico comentado, una grave repercusión sobre el volumen de empleos que la marca española genera, especialmente en España.
Y es que para poder compensar la pérdida de la reducción de emisiones de CO2 que suponen las ventas perdidas por el Tavascán y sus recortes de producción en China, SEAT tendría que reducir la producción de otros modelos ICE en torno a las 100.000 unidades, lo que supondría un recorte de 90.000 unidades en la capacidad de producción de la factoría de Martorell u el resto en otras factorías del grupo Volkswagen en Europa donde se producen otros modelos de la marca.
Estos recortes, especialmente en España producirán importantes recortes en los volúmenes de empleo de la marca, sobre todo teniendo en cuenta el grave daño económico que se genera para la empresa.
Así las cosas, podría decirse, según comenta Rafael Guerrero, que “el Cupra Tavascán nace herido de muerte, si es que finalmente se mantienen los volúmenes de producción y ventas previstos antes de conocerse la imposición de los aranceles”.
Inicialmente, la UE aplicó a SEAT el máximo porcentaje de arancel previsto (superior al 35%), aunque posteriormente lo redujo hasta el 21%. Aun así, estos aranceles suponen que el Tavascán estará gravado con unos aranceles del 31% pues hay que recordar que los nuevos aranceles que definitivamente aplica la Unión Europea a los modelos eléctricos importados desde China se suman al 10% de arancel que con carácter general ya se aplicaba previamente,
El Tavascán «es un coche europeo»
Tanto desde los sindicatos como desde la propia directiva de SEAT se ha criticado duramente la decisión de la Unión Europea, en especial por considerar que el modelo español debería ser considerado como tal dada la fuerte implantación de la marca en España y que el desarrollo y diseño del mismo se ha realizado en territorio europeo.
Si finalmente SEAT se ve obligada a tener que reducir la producción del resto de vehículos dotados con motor de combustión por este asunto, el propio fabricante ya considera que estaría en peligro una quinta parte de la producción prevista en la planta de Martorell. Según ha comentado Rafael Guerrero, ese escenario tendría “unas muy graves consecuencias para el empleo previsto en la misma”.
Seat busca de la UE un trato igual al de Tesla
Actualmente los dirigentes de la marca española negocian con la Comisión Española buscando conseguir reducir en mayor medida los aranceles impuestos al Tavascan. Una situación similar a la que la UE mantuvo con el fabricante americano Tesla y que ha permitido que el Model 3 de la marca americana tan solo fuera gravado con un 9,9% de aranceles adicionales.
En SEAT también se confía, al igual que también lo hace el resto del sector de automoción, que la Comisión Europea abra la mano con los objetivos de reducción de CO2 previstos para el año 2025, dada las bajas ventas de vehículos eléctricos que se vienen produciendo en el mercado europeo. Esa mayor flexibilidad también ayudaría para que el fabricante español pudiera reducir el impacto que los aranceles del Tavascan tendrían sobre sus resultados.
Seat no es el único fabricante en esta situación. Según ha comentado el presidente de ACEA, Luca de Meo, CEO igualmente del Gripo Renault, los fabricantes de automóviles pueden tener que hacer frente en 2025 a sanciones por valor de 15.000 millones de euros si la UE no abre la mano y flexibiliza sus objetivos de reducción de las emisiones CO2. De no hacerlo, los fabricantes deberían reducir en algo más de 2.2 millones de unidades la producción previstas de sus distintas gamas de modelos con motores de combustión para alcanzarlos, lo que supondría graves pérdidas económicas en sus resultados además de un fuerte golpe a los volúmenes de empleo que maneja el sector.