En verano de 2023, Toyota presentó la nueva generación (serie 250) de su icónico todo terreno, el Land Cruiser. Para nuestro mercado, la marca japonesa puso a la venta dos acabados: First Edition, limitado a 250 unidades, y VX, del que únicamente llegarán 500 unidades en 2024. En la parte mecánica, mantiene el 2.8 turbodiésel de su antecesor, con 204 CV, si bien en 2025 será reemplazado por una variante dotada de hibridación ligera.
Lo cierto es que echamos de menos las versiones básicas que ofrecía su antecesor, las cuales dábamos por desaparecidas. Cuál ha sido nuestra sorpresa al enterarnos que hay un Land Cruiser con acabado básico a la venta, de hecho en la misma Península Ibérica. Pero no te hagas ilusiones, porque no puedes comprarlo.
Se trata de Gibraltar Stockholdings, la filial de Toyota encargada de suministrar todoterrenos y vehículos comerciales a ejércitos, organizaciones humanitarias y otros flotistas que desarrollan su actividad en lo que Toyota denomina “países generales”. No es la primera vez que nos encontramos algo similar, pues a principios de este mismo año nos encontramos con un acabado básico del Land Cruiser 300, un modelo que no se vende en España.
Este Toyota Land Cruiser es aún más básico de lo que te esperas
De regreso a nuestro protagonista, lo primero que hay que matizar es que en aquel mercado se conoce como Land Cruiser Prado, pues el que nosotros conocemos como Land Cruiser 300 es para ellos el modelo ‘estándar’. Esta serie no es para nada desconocida en España; de hecho fue bastante popular cuando se comercializaba la Serie 80 e incluso cuando fue reemplazada por la Serie 100, que se vendían paralelamente a los más compactos y asequibles Land Cruiser 90 y 120. También se comercializó el Land Cruiser 200, en su día un rival de mucho cuidado para el Range Rover.
Lo cierto es que esta terminación básica no lo es tanto visto desde el exterior, pues se aprecian unas llantas de aleación de 18 pulgadas semejantes a las que monta el modelo que se vende en España; en la anterior generación, el Land Cruiser más básico (GX) montaba unas llantas de acero sin ningún tipo de adorno. Al fijarse con más detenimiento, se observan ciertas piezas sin pintar, como partes del paragolpes delantero, lo mismo que sucede en el trasero e incluso en el portón. Este último también prescinde del alerón en la parte superior. Otro detalle de la trasera es que las faldillas tras las ruedas son de tipo flexible, en vez de rígidas.
Otro aspecto importante es la gama cromática de pinturas para el exterior se reduce… a una: blanca, no hay más para elegir. No obstante, donde más se aprecia el carácter austero de esta configuración es en el habitáculo. De primeras, los asientos están tapizados en una tela nada vistosa, sino más bien todo lo contrario. Lo mismo sucede con el volante, que no lleva ningún tipo de cuero de recubrimiento. Este material (probablemente, sintético) sí se encuentra en el fuelle del selector del cambio. La pantalla central también es de menor tamaño a la que tenemos aquí, y no se ofrece un equipamiento como el control de velocidad de crucero.
En el Land Cruiser 250 que podemos comprar en los concesionarios únicamente hay un acabado VX, que es tradicionalmente el acabado intermedio de Toyota, si bien en esta ocasión está muy bien equipado, con techo practicable, tapicería de cuero sintético y el sistema multimedia Toyota Smart Connect con pantalla de 12,3’’, además de unos materiales claramente más vistosos que los de la anterior serie 150. En el del Gibraltar Stockholdings, la única concesión al lujo es la climatización independiente para las plazas traseras, que ocasionalmente podrían estar ocupadas por algún algo mandatario.
Eso sí, hay un punto en común de este Land Cruiser con el nuestro, además de las siete plazas, y es el motor, pues ambos recurren al archiconocido 2.8 turbodiésel de 204 CV asociado a una caja de cambios automática de ocho relaciones. En otros mercados, como el estadounidense, el Land Cruiser va unido a una mecánica de gasolina 2.4 hibridada con más de 300 CV de potencia.