Conducir es una actividad que la mayoría de nosotros realizamos con cierta regularidad, y aunque normalmente nos sentimos en control tras el volante, hay circunstancias que pueden desafiarnos, como los fuertes vientos. Este fenómeno meteorológico puede parecer inofensivo, pero en carretera, el viento es un adversario imprevisto que puede poner a prueba tanto nuestra destreza como la seguridad de nuestro vehículo.
Cuando los vientos son intensos, la estabilidad de nuestro coche puede verse comprometida, especialmente si se trata de rachas de viento repentinas o laterales. La tentación de evitar en conducir estas condiciones es comprensible, pero a veces, no tenemos más opción que enfrentarnos al viento. Por eso, te compartimos algunos consejos para que la próxima vez que te encuentres en una situación así, sepas cómo manejarla de la forma más segura posible.
1Mantén la calma, circula en marchas cortas y modera la velocidad.
Cuando el viento sopla fuerte, es esencial que mantengas la calma. Las marchas cortas son tus aliadas en esta situación. Al circular en una marcha más baja, el coche tendrá más fuerza y control, lo que te permitirá manejar mejor cualquier cambio brusco en la dirección del viento. Si bien esto puede aumentar ligeramente el consumo de combustible, el control que ganarás en situaciones complicadas lo vale.
Reducir la velocidad es un paso fundamental en cualquier situación climática adversa. El viento, como la lluvia o el hielo, afecta tu capacidad de reacción y, por lo tanto, la distancia de frenado. Mantén siempre una velocidad moderada, especialmente en espacios abiertos o al acercarte a puentes, donde el viento tiende a ser más impredecible. Cuanto más vayas, más tiempo tendrás para reaccionar lentamente ante cualquier sorpresa que te depare el viento.