En el año 2022, en el corazón de Euskadi, se inauguró la primera autopista sin cabinas de peaje en España, la A-636. Este tramo de 15,5 kilómetros, que une Beasain y Bergara, conecta la A-1 con la AP-1, representando un importante avance hacia el modelo europeo de “free-flow” o flujo libre. Cada día, más de 9.000 vehículos recorren esta vía futurista, gestionada por la empresa Bidegui, con un sistema de peaje que busca combinar rapidez, comodidad y tecnología. Sin embargo, también ha abierto la puerta a ciertos retos, especialmente relacionados con la eficiencia de cobro.
1Arcos lectores: Un avance tecnológico con problemas de visión
El funcionamiento de este sistema en la A-636 depende de tres arcos ubicados estratégicamente a lo largo del recorrido en Beasain, Ezkio y Desakarga. Estos pórticos, equipados con cámaras de alta tecnología, identifican la matrícula de cada vehículo al pasar por debajo, eliminando la necesidad de frenar en cabinas. La tecnología de reconocimiento de matrículas se complementa con un sistema de pago automatizado que se activa mediante una tarjeta vinculada a la aplicación ABIATU o al telepeaje ViaT.
Aunque se trata de una innovación que ahorra tiempo a los conductores, las cámaras han presentado fallos técnicos que permiten que hasta 1.300 vehículos eludan el pago diariamente. Según un estudio de El Diario Vasco, los problemas más comunes se deben a matrículas ilegibles o dificultades para identificar al propietario del vehículo. Así, mientras esta autopista está un paso adelante en términos de modernización, enfrenta también desafíos que ponen en jaque el sistema de cobro.