Si alguna vez has usado tu propio coche para realizar un trayecto laboral o ir a una reunión fuera de la oficina, probablemente sin saberlo, formas parte de lo que se conoce como la Flota Gris. Este término se refiere al conjunto de vehículos particulares que los empleados utilizan en tareas laborales, sin que estos coches pertenezcan oficialmente a la empresa.
Sorprendentemente, según un estudio realizado por Continental y Fundación CEA, la mayoría de los españoles desconocen este concepto, aunque el 70% de ellos se identifican dentro de esta “flota”. Este fenómeno afecta a miles de personas que diariamente emplean su coche para fines laborales, un dato que resalta la importancia de regular su uso y optimizar sus implicaciones en seguridad, economía y medioambiente.
1El perfil del conductor de la Flota Gris
El estudio revela que el conductor típico de la Flota Gris utiliza un vehículo con una antigüedad de entre 5 y 14 años, algo preocupante teniendo en cuenta que los sistemas de seguridad avanzados como la alerta de colisión frontal o el frenado automático de emergencia están disponibles solo en el 21% y 16% de estos autos, respectivamente.
Es común, además, que este conductor haga entre 50 y 300 kilómetros mensuales por motivos laborales, aunque algunos superan los 150 kilómetros sin contar con alternativas de transporte ofrecidas por sus empresas, como vehículos de alquiler o taxi. Esto deja a los conductores de la Flota Gris en una situación de responsabilidad no solo personal sino también económica.