Después de un verano relativamente estable en las gasolineras, los precios de la gasolina y el diésel han empezado a dar señales de aumento. Durante las últimas semanas, los precios registraron tres caídas consecutivas, seguidas de dos alzas inesperadas que han roto la tendencia a la baja. En este contexto, llenar el tanque se ha vuelto nuevamente más costoso, ya que el litro de gasolina se ha elevado a 1,505 euros y el diésel a 1,392 euros, valores que marcan el nivel más alto de este mes.
Según informes recientes, este aumento podría continuar en las próximas semanas, lo que anticipa un incremento que afectará la economía de los consumidores y el gasto en transporte. Estos movimientos en el precio hacen eco de un contexto de incertidumbre y volatilidad en el mercado energético, donde factores externos, como la situación internacional y la demanda global, son determinantes.
1Factores que impulsan los precios
De acuerdo con especialistas, este aumento está directamente relacionado con las condiciones del mercado global del petróleo. La guerra en Ucrania ha provocado fluctuaciones en la producción y distribución de crudo, que afecta tanto a Europa como al resto del mundo. El reciente repunte en los precios se explica por una combinación de oferta limitada, tensiones políticas y el control de precios de los países productores.
Además, la transición energética y las políticas ecológicas han aumentado los costos de refinación y distribución, ya que requieren cambios en los procesos de producción que elevan los precios finales de los carburantes. Estos costes se trasladan al consumidor, lo que genera una presión constante en el mercado de combustibles.