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Algeciras: El ‘arte’ de meter coches en contenedores de carga: Un tetris de millones de euros

El puerto de Algeciras no solo es el puerto líder en España en tráfico de mercancías, sino también uno de los más importantes del mar Mediterráneo y de Europa. En 2023, este puerto alcanzó cifras récord, con más de 100 millones de toneladas de mercancías y 4,7 millones de TEUs (Twenty-foot Equivalent Unit), una medida estándar que equivale a contenedores de aproximadamente seis metros.

Este volumen de carga convierte a Algeciras en el cuarto puerto más relevante del continente, después de gigantes como Róterdam, Amberes y Hamburgo. La posición estratégica de Algeciras, situada en el cruce de las principales rutas marítimas entre Asia, Europa y América, le da un papel esencial como “hub” o nodo de transbordo en el Mediterráneo Occidental.

La actividad de Algeciras es mucho más que simple comercio; este puerto es un punto de entrada y salida para mercancías de alto valor, y un destino clave para productos provenientes de Asia y Latinoamérica que buscan su entrada en Europa, África y los países mediterráneos. Sin embargo, esta posición estratégica también lo convierte en un atractivo para actividades menos legales, como el tráfico de coches de lujo robados, que cada vez más optan por moverse entre contenedores hacia distintos destinos internacionales.

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El control aduanero: Guardianes entre el caos de mercancías

En medio de este frenesí de mercancías y contenedores, la Guardia Civil y la Agencia Tributaria juegan un papel crucial en el control e inspección de las cargas. La Unidad de Análisis de Riesgo (UAR), que opera en el puerto de Algeciras, es responsable de la inspección de decenas de contenedores cada día, en busca de mercancía declarada incorrectamente. Aunque muchos de estos controles son de rutina, en los últimos meses han comenzado a darse cuenta de algunos hallazgos sorprendentes: vehículos de alta gama robados, ocultos entre contenedores de mercancías ordinarias.

Esta tarea de inspección no es sencilla. Los agentes deben lidiar con millas de contenedores y un sinfín de mercancías diferentes, realizando un esfuerzo meticuloso para identificar cargas sospechosas. Albergando cada vez mayor información y tecnología de análisis, estos equipos pueden detectar patrones sospechosos en los documentos de envío o incluso irregularidades en la propia configuración del contenedor, y en ocasiones proceden a la apertura de los mismos para verificar lo que hay dentro. Así es como en los últimos tres meses, los agentes interceptaron nada menos que 37 vehículos robados, un botín valorado en más de tres millones de euros.

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