La gestión de los radares en Madrid siempre ha sido motivo de debate entre conductores y autoridades. Más allá de su objetivo de reducir accidentes y controlar la velocidad, se han convertido en una fuente inagotable de ingresos para las arcas municipales.
Uno de estos dispositivos, ubicado estratégicamente en el km 4 de la M-30, destaca no solo por su capacidad para sancionar, sino también por su increíble rentabilidad. ¿Podría el alcalde José Luis Martínez-Almeida comprarse un lujoso Bugatti Mistral solo con lo recaudado por este radar? En este artículo, vamos a analizarlo.
1La mina de oro de la M-30
Sin duda, el radar situado en el km 4 de la M-30 es el rey de las multas en la Madrid de Almeida. Según datos oficiales, en 2023 logró recaudar más de 5,1 millones de euros. Esto lo posiciona como el más rentable de la ciudad, superando a otros ubicados en avenidas y carreteras concurridas. Pero, ¿por qué es tan eficaz?
La clave está en su ubicación. En este punto de la M-30, la velocidad permitida cambia bruscamente, de 90 km/h a 70 km/h, lo que despista a muchos conductores impidiéndoles frenar a tiempo. Por si fuera poco, el radar está situado en una zona de alta densidad de tráfico, en la que es fácil superar el límite sin darse cuenta. Ese cambio repentino actúa como un imán para las multas, con sanciones que rondan los 114 €.