El miedo a las averías caras es algo inherente a cualquier conductor. En el caso de los coches eléctricos, el reemplazo de la batería siempre ha sido un fantasma que ronda cada decisión de compra. Pero, ¿qué pasa si te decimos que, en menos de una década, cambiar la batería de un coche eléctrico podría ser más barato que una reparación importante en un vehículo de combustión? Eso es lo que predicen los expertos para el año 2030.
1Un cambio de paradigma en los costes

La industria automotriz está en plena transformación. Según Goldman Sachs, el coste de las baterías caerá limitado en los próximos años, alcanzando precios tan bajos como 64 dólares por kilovatio hora en 2030. Actualmente, una batería de 60 kWh —como la del Tesla Model 3— podría costar entre 2.000 y 3.000 euros, y ese precio seguirá reduciéndose. Esta disminución es consecuencia de varios factores: avances tecnológicos, caída en el precio de las materias primas como el litio, y la masificación de tecnologías como las baterías de litio-ferrofosfato (LFP).
En contraste, los motores de combustión interna enfrentan una presión creciente por regulaciones ambientales y costos asociados a su mantenimiento. Reparaciones importantes, como un fallo en la correa de distribución o problemas en el motor, ya superan los 2.000 euros y se espera que los costes sigan aumentando por la complejidad tecnológica y los requisitos de emisiones.