Cuando el frío aprieta, los conductores saben que es momento de preparar su coche para el invierno: neumáticos especiales, líquidos anticongelantes, baterías revisadas. Pero, ¿sabías que tu combustible también cambia de vestuario para enfrentarse a las bajas temperaturas? Sí, así como existen neumáticos de invierno, también hay combustibles adaptados para esta estación. ¿Quieres saber cómo funcionan? Vamos a desglosarlo.
1¿Qué es el combustible de invierno y por qué existe?
El combustible de invierno no es un producto mágico ni algo que debas pedir al repostar; es un ajuste silencioso que las gasolinas hacen automáticamente. Se trata de un diésel y una gasolina modificados químicamente para rendir mejor en climas fríos. El protagonista de este cambio es el diésel, ya que es mucho más sensible a las bajas temperaturas que la gasolina.
El secreto está en su composición. El diésel de verano, más pesado, contiene elementos que se cristalizan fácilmente cuando el termómetro baja de los -10 °C. En invierno, se reemplaza una parte de esos compuestos por parafina más ligera, lo que hace que el gasóleo fluya mejor, incluso en condiciones extremas. Este proceso de adaptación comienza en las refinerías y finaliza en las gasolinaras, donde el cambio se programa con meses de antelación para garantizar que el combustible adecuado llegue a tu coche.