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La carretera radioactiva existe. Y por suerte nos pilla bastante lejos

La carretera radioactiva existe. Y por suerte, nos pilla bastante lejos. En un movimiento que ha generado polémica, la Agencia de Protección Ambiental (EPA) de Estados Unidos aprobó un proyecto piloto en Florida que utiliza yeso fosforado como material base para una carretera de prueba. Este subproducto radiactivo de la industria de fertilizantes contiene radio, un elemento que se descompone en gas radón, conocido por sus riesgos cancerígenos. La decisión ha avivado el debate entre defensores del medio ambiente, científicos y la opinión pública sobre los riesgos potenciales y la ética de esta iniciativa.

El proyecto, liderado por Mosaic Fertilizer, se llevará a cabo en New Wales, Florida, y consiste en construir una carretera privada con secciones experimentales que contienen yeso fosforado. Tradicionalmente, este material se almacena en gigantescas pilas diseñadas para minimizar su impacto, ya que con el tiempo emite gas radón, afectando tanto la atmósfera como las comunidades cercanas. Sin embargo, la EPA sostiene que este uso experimental, en condiciones controladas, podría ser seguro. Aun así, la controversia está lejos de disiparse.

Los detalles de la carretera radioactiva que se construirá en Florida

Los detalles de la carretera radioactiva que se construirá en Florida

La carretera incluirá ocho secciones: cuatro de ellas contendrán yeso fosforado y las otras servirán como control, sin material radiactivo. Las capas de yeso fosforado tendrán un grosor de 10 pulgadas y estarán cubiertas por cuatro pulgadas de asfalto, supuestamente aislando el material tóxico del entorno. Según la EPA, esta configuración ofrece una protección equiparable a las pilas de almacenamiento, limitando el contacto humano y la liberación de radón. Sin embargo, organizaciones ambientales y expertos cuestionan estas afirmaciones, advirtiendo sobre los riesgos inherentes de manipular materiales radiactivos.

El proyecto no ha pasado desapercibido para el público ni para los grupos de presión. Durante el período de consulta pública, numerosas voces expresaron su preocupación por el impacto potencial de ampliar esta práctica a carreteras públicas. Aunque la EPA asegura que este proyecto es estrictamente privado y experimental, su historial en la aprobación de materiales radiactivos para infraestructuras, como en 2020 bajo la administración Trump, genera dudas sobre sus intenciones futuras. La reversión de esa política bajo la administración Biden parecía un triunfo para los activistas, pero este nuevo paso vuelve a encender las alarmas.

Las críticas y los peligros de esta obra

Las críticas y los peligros de esta obra

Desde el Centro para la Diversidad Biológica, su abogado Ragan Whitlock calificó la decisión de “irresponsable” y subrayó los peligros que esto podría suponer para los ecosistemas, el agua y la salud pública. La crítica apunta a una posible captura regulatoria, donde los intereses industriales parecen imponerse sobre el bienestar general. Por su parte, la EPA insiste en que se trata de un experimento acotado que no compromete la seguridad pública, aunque la confianza en estas declaraciones es limitada entre los detractores.

El futuro de esta carretera radioactiva y de los experimentos relacionados es incierto, pero sus implicaciones van más allá de una vía privada en Florida. Lo que está en juego es un precedente que podría legitimar el uso de materiales radiactivos en infraestructuras públicas. Por ahora, la distancia física nos da un respiro, pero el debate sobre sus riesgos y beneficios sigue creciendo, recordándonos que las decisiones sobre residuos tóxicos nos afectan a todos, independientemente de dónde se encuentren.