La seguridad vial ha experimentado avances significativos en las últimas décadas, y uno de los pilares fundamentales en la reducción de accidentes ha sido la implementación de radares de velocidad. Sin embargo, con el auge de la tecnología y la inteligencia artificial, estos dispositivos están evolucionando para ofrecer capacidades más allá de la simple detección de excesos de velocidad. Los nuevos sistemas prometen identificar conductas peligrosas como el uso del teléfono móvil al volante o la conducción bajo los efectos del alcohol, marcando una revolución en la vigilancia del tráfico.
1La evolución de los radares tradicionales
Desde su introducción en España en los años 70, los radares de velocidad han sido herramientas esenciales para controlar y sancionar a los conductores que exceden los límites permitidos. Inicialmente, estos dispositivos eran voluminosos y limitados en su capacidad de detección, pero con el tiempo han evolucionado hacia sistemas más compactos y precisos, incluyendo radares fijos, móviles, de tramo y láser. A pesar de su eficacia en la reducción de accidentes relacionados con la velocidad, su funcionalidad se limita exclusivamente a esta infracción.