En un giro significativo hacia la seguridad y la prevención, el Departamento de Policía de Nueva York (NYPD) ha actualizado sus políticas respecto a las persecuciones de vehículos. Jessica Tisch, comisionada del NYPD, ha anunciado nuevas directrices que restringen drásticamente las circunstancias en las que los oficiales pueden iniciar una persecución vehicular. Con estas medidas, las autoridades buscan equilibrar la necesidad de atrapar a los delincuentes con la urgencia de evitar daños colaterales, como accidentes, lesiones o daños a la propiedad, que a menudo ocurren en estas situaciones.
Durante años, las persecuciones policiales han sido una constante fuente de debate, tanto por sus riesgos como por la falta de criterios claros para iniciarlas o terminarlas. Según las nuevas reglas, las persecuciones solo serán justificadas en casos de delitos graves. Además, los agentes tendrán prohibido perseguir vehículos cerca de escuelas, patios de recreo o zonas residenciales densamente pobladas. Este enfoque no solo busca proteger a los civiles, sino también a los propios agentes, quienes ahora podrán poner fin a una persecución sin temor a represalias disciplinarias si consideran que las condiciones son inseguras.
Los alarmantes números en cuanto a las persecuciones policiales en 2024
El impacto de estas políticas se refleja en cifras recientes. En 2024, el NYPD registró 2,278 persecuciones de vehículos, de las cuales un alarmante 25 % terminó en colisiones, daños materiales o lesiones físicas. Más preocupante aún, el 67 % de estas persecuciones se originó por sospechosos que huían de paradas de tráfico de rutina, escenarios que ya no justificarán una persecución bajo las nuevas normas. La comisionada Tisch argumentó que este cambio permitirá priorizar los recursos en casos verdaderamente críticos y minimizar el daño innecesario.
La decisión no surge de un vacío. Estudios policiales recientes han señalado que las persecuciones vehiculares son peligrosas y, en muchos casos, se desencadenan con demasiada facilidad. Herramientas como helicópteros, sistemas de rastreo GPS y cámaras de vigilancia serán fundamentales para garantizar que los delincuentes puedan ser localizados sin comprometer la seguridad pública. Este cambio también refuerza la tendencia hacia un enfoque más tecnológico y menos dependiente de la acción inmediata en las calles.
El debate que se abrió por estas nuevas medidas del NYPD
Sin embargo, no faltan críticas y preocupaciones respecto a la implementación de esta política. Algunos temen que la restricción de las persecuciones pueda ser percibida como una falta de autoridad policial, especialmente en una era donde videos de conductas descaradas hacia la policía, como delincuentes realizando maniobras temerarias cerca de patrullas, se han vuelto virales. Este fenómeno, conocido como “nadar” en áreas urbanas, plantea interrogantes sobre cómo mantener el respeto hacia la autoridad sin recurrir a tácticas agresivas.
El NYPD se enfrenta a un delicado equilibrio entre proteger a los ciudadanos, mantener la seguridad de sus agentes y no ceder terreno a quienes buscan explotar los límites de las nuevas normas. Aunque estas políticas pueden ser vistas como un avance hacia la modernización de las fuerzas policiales, su éxito dependerá de la capacidad del departamento para adaptarse y reforzar su autoridad mediante estrategias innovadoras y efectivas.