Aunque no lo veas en acción, el anticongelante es uno de esos héroes anónimos que trabajan en las sombras para mantener tu coche en perfecto estado. Este líquido no solo evita que el motor se recaliente en pleno verano, sino que también asegura que el agua del sistema de refrigeración no se congele en las frías mañanas de invierno. Pero, ¿sabías que su papel va mucho más allá de eso?
Además de estabilizar la temperatura, el anticongelante protege el motor de la corrosión, evita la formación de depósitos calcáreos y alarga la vida útil de todo el sistema de refrigeración. Sin él, tu coche podría pasar de ser una máquina eficiente a un rompecabezas mecánico lleno de problemas.
1Refrigerante y anticongelante: ¿son lo mismo?
Aquí está el primer secreto: no son exactamente lo mismo. El refrigerante es el líquido en sí, principalmente compuesto por agua destilada y aditivos. El anticongelante, por otro lado, es uno de esos aditivos que se mezcla con el agua para bajar su punto de congelación y evitar que el sistema colapse cuando caen las temperaturas.
Por eso, técnicamente, todo anticongelante es refrigerante, pero no todo refrigerante cumple funciones de anticongelante. ¿Un poco confuso? Piensa en ello como un equipo: el anticongelante es el jugador estrella dentro del líquido refrigerante.