Lewis Hamilton, el siete veces campeón del mundo de Fórmula 1, siempre ha sido un hombre de símbolos y recuerdos. Su reciente presentación en Maranello como piloto de Ferrari no solo marcó un nuevo capítulo en su carrera, sino que también estuvo cargada de un guiño nostálgico que recuerda sus origins en el mundo del automovilismo.
En el evento, el británico posó junto a un icónico F40, un modelo emblemático de la firma italiana. Sin embargo, pocos saben que hace más de 25 años, el inglés hizo algo similar con un coche mucho más modesto pero igualmente significativo: un Vauxhall Cavalier rojo con la matrícula «F44», el número que ha llevado en cada equipo de su carrera.
La imagen de Hamilton con el F44 de su papá
La historia de Hamilton y el número 44 es conocida por sus seguidores más fieles. De niño, Lewis solía acompañar a su padre, Anthony Hamilton, a las carreras de karting en aquel Vauxhall Cavalier rojo. La matrícula del coche llevaba la inscripción «F44», un detalle que quedó grabado en la memoria del joven piloto.
Desde entonces, ese 44 se convirtió en su número de la suerte, el mismo que ha utilizado en sus monoplazas desde sus inicios en la Fórmula 1 con McLaren y posteriormente con Mercedes, hasta ahora, en su nueva etapa con Ferrari. El reciente encuentro de Hamilton con el Ferrari F40 es, en muchos sentidos, un reflejo de su impresionante trayectoria.
Dos coches que representan distintos momentos de Hamilton
Si bien el Vauxhall Cavalier de su infancia representaba los humildes comienzos de un joven con grandes sueños, el Ferrari F40 simboliza el pináculo de su éxito y el legado que busca construir en la escudería más legendaria del automovilismo. La imagen de Hamilton al lado del superdeportivo italiano es más que una simple foto promocional; es un recordatorio de cómo los sueños pueden transformarse en realidad.
Desde su infancia en Stevenage hasta su ascenso como uno de los pilotos más exitosos de todos los tiempos, el británico ha demostrado que la perseverancia y la determinación pueden llevarlo a conquistar cualquier meta. A pesar de haber estado ligado durante más de una década a Mercedes, su salto a Ferrari significa un nuevo desafío en su carrera, con la esperanza de devolver a la escudería italiana a la cima de la Fórmula 1.