El paso por la Inspección Técnica de Vehículos (ITV) puede ser un trámite rutinario para muchos conductores, pero para otros, se convierte en una auténtica pesadilla. Esto es precisamente lo que le ocurrió a un propietario que llevó su vehículo a la inspección sin saber que un problema oculto le iba a jugar una mala pasada.
Lo que comenzó como una simple revisión terminó con los operarios del centro de inspección atónitos al descubrir que el coche estaba prácticamente invadido por cristales de AdBlue. Es líquido se cristalizo al estar afuera del depósito en el que debe estar almacenado y terminó esparcido por diferentes partes del vehículo desde chasis hasta el motor.
Lo que encontró el inspector de ITV
El AdBlue es un aditivo esencial para los motores diésel modernos, diseñado para reducir las emisiones contaminantes mediante un proceso químico en el sistema de escape. Sin embargo, cuando se produce una fuga o rotura en el conducto de este líquido, el resultado puede ser catastrófico. En este caso, el conducto de este liquído se había roto, provocando que el líquido se filtrara por todo el motor y el tren delantero.
Lo más alarmante es que, al secarse, el producto se cristaliza, formando depósitos sólidos que obstruyen los conductos y causan fallos graves en el sistema del vehículo. Los técnicos de la ITV se encontraron con una escena impactante: el compartimento del motor estaba cubierto por una gruesa capa de cristales blancos, algo que también se extendía hasta el tren delantero e incluso debajo del capó.
¿Qué daños produce el AdBlue en los coches?
La acumulación era tan severa que las piezas mecánicas esenciales, como los sensores de emisiones y los sistemas de inyección, estaban completamente bloqueados. Ante semejante panorama, la inspección se detuvo de inmediato y el vehículo fue rechazado en la ITV sin contemplaciones. La cristalización del AdBlue es un problema más común de lo que se cree, especialmente en vehículos que recorren largas distancias y en los que no se detectan fugas a tiempo.
Los daños pueden ser devastadores, afectando componentes críticos como el sistema de inyección de urea, el catalizador y los sensores de emisiones. La reparación de este tipo de averías puede ser costosa, ya que en muchos casos es necesario sustituir por completo el sistema afectado y realizar una limpieza exhaustiva del motor. Desde los centros de inspección recomiendan a los conductores estar atentos a cualquier síntoma de fuga, como un fuerte olor a amoniaco o un consumo anormal del AdBlue.