Touring Superleggera expone este espectacular Maserati 3500 GT en la feria Rétromobile, celebrada en París a principios de febrero. El prestigioso carrocero no sólo se encargó de dar forma a esta unidad en 1959, sino que ahora ha llevado a cabo su completa restauración y lo ha documentado para disfrute de los aficionados.
El Maserati 3500 GT de 1959, cuidadosamente restaurado, se exhibe junto a un ejemplar de 1961 hallado en un cobertizo. Con ello se ofrece a los visitantes una visión del “antes y después” del trabajo de restauración de este emblemático Grand Tourer, que muestra el trabajo que supone una restauración como ésta y el saber hacer necesario para llevarla a cabo.
Además, este Maserati 3500 GT se ha hecho merecedor del Certificado de Autenticidad Maserati Classiche, que valida y confirma la autenticidad del vehículo y el valor añadido de la restauración de Touring.
El Maserati 3500 GT de la familia Dodge
El Maserati 3500 GT se presentó en 1957 como el primer automóvil de carretera de producción en serie de Maserati. Diseñado por Touring Superleggera, marcó la entrada de Maserati en el mundo de los coupés de gran turismo de lujo, empleando además una ligera carrocería de aluminio.
Touring Superleggera ha restaurado este Maserati 3500 GT de 1959 en su taller de Milán, llevando a cabo todos los aspectos del proyecto, si bien la reconstrucción del motor y de los componentes mecánicos del vehículo fue encomendada al especialista Candini Classiche.
Esta unidad salió de la fábrica italiana de Maserati el 18 de marzo de 1959 con destino a Allinger Motors, en Palo Alto, California. Allí fue disfrutado por Horace Elgin Dodge III, su primer propietario y miembro de la legendaria familia Dodge. Durante décadas, siguió formando parte del patrimonio de la familia Dodge. Finalmente, el coche regresó a Europa, donde pasó por manos de varios coleccionistas antes de encontrar finalmente su camino de regreso al taller de Touring Superleggera.
El origen del Maserati 3500 GT
El Maserati 3500 GT (Tipo 101) y el Maserati 3500 GT Spyder (101/C) fueron el primer intento exitoso de Maserati de rentabilizar su fama como fabricante de deportivos artesanales y abordar la producción en serie. Giulio Alfieri, ingeniero jefe de la casa, tenía planeado fabricar un nuevo motor de 3,5 litros, seis cilindros y carrera larga para las carreras de resistencia, y un vehículo de producción en serie que llevara ese motor era una buena idea de cara a rentabilizar la inversión.
Así que Alfieri modificó el motor para adaptarlo al uso en carretera, cambiando la lubricación mediante cárter seco por una más convencional, adaptando los “accesorios” necesarios (motor de arranque, alternador y bombas) y buscando un rendimiento que no comprometiera la fiabilidad. Los carburadores fueron proporcionados por Weber y el encendido por Marelli, pero para otros muchos componentes se emplearon proveedores británicos como Salisbury (eje trasero), Girling (frenos) y Alford & Alder (componentes de las suspensiones).
La carrocería, eso sí, se encargó a Carrozzeria Touring. Al parecer, fue el Commendatore Franco Cornacchia, un destacado distribuidor de Ferrari, quien puso en contacto a Omar Orsi, el propietario de Maserati, con el carrocero milanés. El primer prototipo del 3500 GT Touring tenía una carrocería 2+2, con construcción superleggera y era de color blanco; fue apodado “la Dama Bianca” (Dama Blanca).
Aquel vehículo se mostró en el Salón Internacional del Automóvil de Ginebra, en marzo de 1957, junto a otro Maserati 3500 GT de Carrozzeria Allemano. La propuesta de Touring fue finalmente la elegida para la producción en serie.
La producción del Maserati 3500 GT comenzó a finales de 1957; se construyeron dieciocho coches ese año. Un primer prototipo descapotable de Touring se mostró en el Salón del Automóvil de Turín de 1958, pero sería una propuesta de Carrozzeria Vignale (diseñada por Michelotti), mostrada en el Salón del Automóvil de París de 1959, la que finalmente entraría en producción como Maserati 3500 GT Spyder, con carrocería de acero, mientras que el capó, la tapa del maletero y el techo rígido opcional eran de aluminio.
Sumando coupés y descapotables, se fabricaron 2.226 unidades del Maserati 3500 GT entre 1957 y 1964. De ellos, 1.981 fueron coupés con carrocería Touring, como el que ilustra esta información, 245 fueron descapotables Vignale, y el resto corresponde a unidades carrozadas por Allemano, Boneschi, Pietro Frua, Bertone y Moretti.
Así era el Maserati 3500 GT
El Maserati 3500 GT se construyó sobre un chasis tubular, con suspensión delantera de dobles triángulos con muelles helicoidales, amortiguadores hidráulicos y barra estabilizadora. Atrás montaba un eje rígido Salisbury soportado por ballestas semielípticas, con amortiguadores hidráulicos, barra estabilizadora y brazos de torsión longitudinales.
La dirección era mediante recirculación de bolas, mientras que los frenos, hidráulicos, fueron mejorando a lo largo de los años, pasando de los tambores ventilados por aletas Girling delante y detrás a los discos, primero delante y posteriormente en las cuatro ruedas.
El Motor del Maserati 3500 GT de Giulio Alfieri era un moderno DOHC (dos árboles de levas en la culata) de seis cilindros en línea con bloque y culata de aluminio, camisas y asientos de válvulas de hierro fundido, cámaras de combustión hemisféricas, encendido dual y bomba de combustible dual.
Desarrollaba 220 CV a 5.500 rpm con tres carburadores Weber 42 DCOE de doble cuerpo o 235 CV al mismo régimen con inyección mecánica Lucas. La transmisión era una caja de cambios ZF S4-17 manual de cuatro velocidades, reemplazada posteriormente por una ZF S5-17 de 5 relaciones, mientras que el embrague era monodisco, hidráulico, de Borg & Beck.
En definitiva, el Maserati 3500 GT fue un fabuloso gran turismo que contribuyó a que Maserati pasara de ser un taller de producción artesanal focalizado en las carreras a convertirse en un fabricante de deportivos en serie. La reciente restauración de una unidad a cargo de Touring es una fantástica noticia.
Dado que su producción fue relativamente alta, no es difícil encontrar unidades en impecable estado que salen a subasta todos los años. Las más deseables rondan los 200.000 euros, precio que puede bajar a la mitad si es necesaria una profunda restauración. Ahora bien; por los mejores ejemplares han llegado a pagarse más de 400.000 e incluso 500.000 euros.