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¿El fin de la eficiencia alemana? Mercedes-Benz tarda 2 años en hacer un repuesto

Hay marcas que han convertido su legado en un pilar fundamental de su identidad, Mercedes-Benz es una de ellas: consciente del valor de sus modelos clásicos, la marca alemana ha desarrollado un programa de restauración y fabricación de piezas para mantener en la carretera a sus vehículos más emblemáticos. Sin embargo, lo que podría parecer una estrategia ejemplar también deja entrever ciertas paradojas: la eficiencia alemana, tan celebrada a lo largo del tiempo, se pone en duda cuando una simple pieza requiere dos años de producción.

El caso que ha encendido las alarmas es la reproducción del pomo del freno de mano de los Mercedes SL (R107) y Clase S (W116), modelos icónicos de los años setenta. Estos vehículos contaban con un freno de mano activado mediante un pedal y liberado con un botón en el salpicadero. Con el tiempo, el material del pomo se degrada, dificultando la acción de soltar el freno y dejando a los propietarios en una situación engorrosa. La solución de Mercedes no ha sido rápida ni sencilla: han tardado dos años en llevar la pieza al mercado.

¿Por qué hay tanta demora en Mercedes-Benz por estos repuestos?

¿Por qué hay tanta demora en Mercedes-Benz por estos repuestos?

La razón de esta demora radica en el proceso de reproducción de componentes para modelos antiguos. Primero, la marca debe identificar qué piezas están al borde de la extinción en su inventario. Luego, buscan al proveedor original, si es que sigue existiendo. En este caso, el fabricante del pomo del freno de mano cesó su producción en 1975, por lo que Mercedes tuvo que encontrar un nuevo proveedor dispuesto a producir una pieza que, aunque esencial para algunos entusiastas, no representa un volumen significativo de ventas.

El proceso de fabricación no solo requiere encontrar a la empresa adecuada, sino también replicar con exactitud el diseño, el tacto y la calidad del pomo original. Según Mercedes-Benz Heritage, la nueva versión es idéntica en función y acabado, y ha pasado por rigurosas pruebas antes de ser aprobada. A pesar de esto, la tardanza en la entrega genera interrogantes sobre la supuesta eficiencia de la industria automotriz alemana, que históricamente se ha caracterizado por su precisión y velocidad en la producción.

La decisión de Mercedes-Benz

La decisión de Mercedes-Benz

En un mundo donde la inmediatez es clave, esperar dos años por una pieza de repuesto parece una contradicción. Mientras que otras marcas recurren a la impresión 3D o la fabricación bajo demanda para agilizar el proceso, Mercedes-Benz ha mantenido un enfoque tradicional que, si bien garantiza calidad, también puede resultar exasperante para los dueños de estos clásicos. Además, el costo de la pieza (50 euros sin impuestos ni envío) deja en claro que no se trata de una tecnología revolucionaria, sino de un simple pomo de freno de mano.

Este episodio pone sobre la mesa una discusión más amplia: ¿está perdiendo Alemania su legendaria eficiencia? En una época donde la adaptabilidad y la rapidez son cruciales, procesos de este tipo podrían hacer que marcas históricas como Mercedes pierdan terreno frente a competidores más ágiles. La excelencia sigue presente, pero la velocidad de respuesta podría marcar la diferencia entre la fidelidad de los clientes y su frustración.