Corría el año 1991 cuando aprovechando la base del legendario Audi 80, los ingenieros de la casa alemana decidieron construir un coupé que llegó a convertirse en un símbolo para los apasionados de la firma de Ingolstadt. Aquel deportivo no era otro que el Audi S2, el primer modelo de la firma de los cuatro aros construido por la ‘división S’ y equipado con tracción a las cuatro ruedas quattro o con un motor 2.2 Turbo con cinco cilindros conocido con el código 3B.
Aquel motor que haría historia en la firma de los cuatro aros proporcionaba en esos primeros Audi S2 un total de 220 CV de potencia y de 310 Nm de par motor (posteriormente llegaron mejoras), que le permitían acelerar de 0 a 100 km/h en 5,7 segundos y alcanzar una velocidad máxima de 246 km/h. Cifras dignas de elogio para un coupé con cerca de 35 años de historia a sus espaldas. Y eso ha quedado cristalino con el trabajo que han realizado en un taller de Sudáfrica, donde han creado el Audi S2 más loco que hayas visto en toda tu vida. Y no solo en lo que a nivel estético se refiere gracias a la decoración con los clásicos colores de Audi Sport o con un kit de carrocería firmado por Prior Design.
Lo que asoma por el capó de este Audi S2 es el motor V10 de un R8
Lo decimos porque sus creadores tenían claro que querían exprimir las prestaciones de este Audi S2, cuyo proyecto inicialmente tenía como objetivo transplantar el motor 2.5 TFSI, también con cinco cilindros, de un extraordinario RS3. Cosa que vieron demasiado ‘sencilla’. De ahí que se pusieron a buscar algo con el doble de cilindros que con los que este sensacional coupé salió de fábrica hace ya más de 30 años. Y finalmente encontraron un extraordinario 5.2 V10 FSI que no venía solo, porque no les vendieron el motor, sino que se acompañaba de un Audi R8 Spyder completo.
Instalar un motor semejante en un vehículo con tres décadas de historia y hacer que funcione no iba a ser tarea fácil, por lo que sus creadores ponen especial hincapié en el apartado eléctrico y electrónico que encierra esta criatura, a la cual también tuvieron que hacer un sistema de escape artesanal o instalar una nueva suspensión neumática entre otros muchos trabajos para conseguir que se moviera a la perfección. Como demuestra esta verdadera locura que solo está al alcance de algunos geniales descerebrados.