Si alguna vez has recorrido las carreteras de España, seguro que has circulado por autovías y autopistas. A simple vista, ambas parecen lo mismo: vías rápidas, de varios carriles y sin cruces a nivel. Pero, aunque comparten muchas características, existen diferencias clave que pueden afectar a tu conducción. Desde su diseño hasta sus restricciones de acceso, hay cuatro aspectos que las distinguen claramente.
Conocerlos puede influir en el tiempo de viaje, la seguridad y los costes de desplazamiento. Saber en qué tipo de vía te encuentras también te ayudará a planificar mejor tus rutas y evitar sorpresas innecesarias. En este artículo, te desvelamos cuáles son las diferencias entre ambas carreteras.
1Diseño y estructura
Uno de los contrastes más evidentes entre autovías y autopistas es su diseño y construcción. Las autopistas se diseñan desde cero, con un trazado completamente nuevo, pensado para optimizar la fluidez del tráfico. Ello se traduce en curvas más amplias, pendientes menos pronunciadas y una mayor seguridad en la conducción a alta velocidad.
Las autovías suelen aprovechar carreteras nacionales preexistentes, lo que hace que su trazado sea menos uniforme. En ellas es más frecuente encontrar curvas cerradas o desniveles pronunciados que pueden hacer que la conducción sea más exigente. En algunos casos, además, pueden contar con paradas de autobús en los laterales, algo impensable en una autopista.
En cuanto a la señalización, las autopistas suelen tener indicaciones más visibles y actualizadas, ya que forman parte de infraestructuras de mayor envergadura. Por su parte, las autovías pueden contar con señales menos llamativas y, en ocasiones, estar menos iluminadas en tramos menos transitados.