comscore

Von der Leyen dará un respiro al automóvil de tres años

La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, ha propuesto una modificación significativa en el calendario para la reducción de emisiones en la industria del automóvil. Este cambio implica que los fabricantes de automóviles tendrán tres años (en lugar de uno) para alcanzar los objetivos de reducción marcados antes de hacer frente a severas multas por posible incumplimiento.

Von der Leyen ha declarado que «existe una clara demanda de mayor flexibilidad en los objetivos de CO2». Esta afirmación se realizó en una conferencia de prensa en Bruselas, donde discutió los desafíos actuales de la industria automotriz. Se anticipa que los detalles de su propuesta se presentarán formalmente el próximo 5 de marzo.

La necesidad de una nueva normativa: equilibrio y equidad

Las modificaciones propuestas por von der Leyen dependerán de la próxima aprobación por parte del Consejo y del Parlamento Europeo, que son los colegisladores encargados de dar luz verde a estas enmiendas. La presidenta ha hecho especial hincapié en la necesidad de una respuesta urgente a esta situación, asegurando que «sólo tendrá sentido si se aprueba con celeridad».

La enmienda sugerida aumentaría el periodo de evaluación de las emisiones de CO2 para los fabricantes de uno a tres años, un cambio significativo que busca dar más flexibilidad a la industria en estos tiempos de incertidumbre económica.

Los objetivos de reducción de emisiones del CO2: un cronograma estricto

Es fundamental tener en cuenta que, a pesar de la ampliación del plazo, los objetivos de reducción no cambiarán. Vienen establecidos de antemano: se espera que la industria reduzca las emisiones de dióxido de carbono (CO2) en un 15% para el año 2025, tomando como referencia los niveles de 2021. Von der Leyen ha explicado que, a pesar de la menor presión temporal, los fabricantes deben seguir comprometidos con estos objetivos.

Es esencial encontrar un equilibrio que garantice que los esfuerzos realizados por los fabricantes que ya están cumpliendo con las normativas no sean en vano. Von der Leyen subrayó que la Unión Europea tiene que prestar atención a la «previsibilidad y equidad«, teniendo en cuenta tanto a los que cumplen con los deberes como a aquellos que buscan un poco más de pragmatismo en estos momentos complicados.

Consideraciones tecnológicas y el futuro de la movilidad sostenible

La presidenta de la Comisión Europea también abordó el aspecto de la neutralidad tecnológica, es decir, que la industria pueda elegir las formas en las que lleva a cabo la transición hacia una movilidad más sostenible. Se está abriendo un debate sobre cómo los fabricantes pueden adaptarse a esta transición sin perder su competitividad ni incrementar los costes para los consumidores.

Este cambio normativo tiene como objetivo dar más margen y claridad a la industria sin comprometer los objetivos acordados. De esta manera, los fabricantes tienen la oportunidad de planificar mejor su adaptación a los nuevos estándares de emisiones, lo que puede llevar a un proceso de innovación más fluido y eficaz.

Normativas específicas: objetivos a corto y largo plazo

El reglamento establece que, entre 2025 y 2029, los turismos deberán emitir un máximo de 93,6 gramos de CO2 por kilómetro. Esta cifra es notablemente inferior a los 115,1 gramos de CO2/km permitidos entre 2020 y 2024. A su vez, las furgonetas tendrán un límite de 153,9 gramos de CO2/km. Este desarrollo pretende facilitar la reducción de emisiones y establecer un camino claro hacia las cero emisiones para 2035.

Además, Ursula von der Leyen anunció que se acelerará el trabajo en la revisión de normativa prevista para 2035, lo que subraya la importancia de una planificación a largo plazo en el sector automovilístico. Con la presión de los climas económicos y políticos actuales, es vital que la industria automotriz se adapte rápidamente a la nueva realidad de sostenibilidad.

Impacto en la industria y en los consumidores

Esta propuesta de la Comisión Europea tiene un doble efecto. Por un lado, aliviará la presión sobre los fabricantes para adaptarse a la normativa en el corto plazo. Por otro lado, también es crucial para los consumidores, ya que la prolongación de los plazos podría contribuir a mantener precios más razonables en los vehículos, evitando que los costes se trasladen de manera excesiva al consumidor final.

Sin embargo, los desafíos son considerables. La industria automotriz se enfrenta a un escenario complicado debido a la creciente competencia de vehículos eléctricos y las expectativas de los consumidores sobre la sostenibilidad.