Durante el fin de semana, un inusual acto de vandalismo tuvo lugar en Brookline, un suburbio de Boston. La policía de Massachusetts recibió múltiples llamadas sobre un hombre que colocaba pegatinas en vehículos Tesla estacionados en la zona. Pero no se trataba de simples adhesivos decorativos o mensajes inofensivos. Estas pegatinas mostraban una imagen de Elon Musk haciendo un gesto que algunos consideran un saludo nazi, lo que desató la controversia y una pronta reacción de las autoridades y del propio Musk.
El sospechoso, cuya identidad fue confirmada por la policía tras un llamado público para obtener pistas, enfrenta ahora cargos por daños a la propiedad. Sin embargo, el hombre ha defendido sus acciones apelando a la Primera Enmienda, argumentando que su derecho a la libertad de expresión le permite colocar las pegatinas en los automóviles ajenos.
El video en donde se ve al profanador de Teslas
Un video grabado por un propietario de Tesla muestra una confrontación directa con el sospechoso, quien, sentado en su bicicleta, justifica su acción diciendo: «Es mi libertad de expresión». La intervención de la policía fue inmediata tras la difusión del video en redes sociales. El miércoles, las autoridades informaron que el hombre fue citado por seis cargos de desfiguración de la propiedad y se le impuso una fianza de 2.500 dólares.
A pesar de su defensa basada en la Primera Enmienda, la ley no ampara la alteración de la propiedad ajena sin consentimiento. Aun así, el caso plantea una cuestión legal interesante: ¿puede considerarse esta acción como una forma de expresión legítima o es simplemente vandalismo? El debate sobre los límites de la libertad de expresión en espacios públicos no es nuevo. En 1991, un tribunal de Alabama falló a favor de un hombre acusado de mostrar una calcomanía obscena en su vehículo, argumentando que tenía «valor literario y político».
La reacción de Elon Musk
Elon Musk, siempre activo en redes sociales y con una postura clara sobre la libertad de expresión, no tardó en reaccionar. A través de Twitter, el CEO de Tesla expresó su opinión de manera tajante: «Dañar la propiedad de otros, es decir, el vandalismo, no es libertad de expresión». Sus palabras refuerzan el argumento de que la colocación de pegatinas en vehículos ajenos sin permiso no es un acto protegido por la ley.
Sin embargo, la situación es irónica considerando el historial del dueño de SpaceX en defensa de la libre expresión, especialmente cuando se trata de contenido controversial en plataformas digitales. Pero el contexto aquí es diferente: ¿se aplicaría la misma lógica si la pegatina no hubiera sido adherida directamente al coche sino dejada como una nota? La respuesta legal aún está por verse.