La Confederación Española de Empresarios de Estaciones de Servicio (Ceees) ha manifestado su profunda preocupación y rechazo ante la petición de Anfac, la patronal de fabricantes de vehículos, de un mayor «intervencionismo» del Estado en la instalación de puntos de recarga para vehículos eléctricos. Esta controversia pone de manifiesto la tensión existente entre los diferentes actores del sector energético y automovilístico en España, en un momento crucial de transición hacia la movilidad sostenible.
«No pedimos que obliguen a los fabricantes a producir solo coches eléctricos», argumenta Ceees, defendiendo la libertad de empresa de sus asociados y mostrando su desacuerdo con la imposición de obligaciones en materia de infraestructura de recarga.
El informe de ANFAC: La chispa del conflicto
El detonante de esta disputa ha sido el reciente informe de Anfac titulado ‘Estrategias para el despliegue de infraestructura de recarga de vehículos eléctricos en ciudades’. En este documento, la patronal automovilística propone la introducción de nuevos requisitos en la renovación de concesiones de estaciones de servicio en suelo municipal, exigiendo la inclusión de infraestructura de recarga tanto para vehículos ligeros como pesados.
Esta propuesta ha sido recibida con indignación por parte de Ceees, que considera que se trata de una injerencia en su actividad y un intento de trasladar las obligaciones de los fabricantes de vehículos a otros sectores. La patronal de estaciones de servicio se defiende argumentando que ya ofrecen soluciones «multienergía» desde hace años, con pymes y autónomos que han invertido en combustibles renovables, recargas eléctricas, metano e hidrógeno.
Estaciones de servicio: Pioneros en la multienergía
La Ceees subraya que las estaciones de servicio han sido pioneras en la diversificación de su oferta energética, adaptándose a las nuevas demandas del mercado sin necesidad de imposiciones externas. Han integrado combustibles tradicionales con alternativas más sostenibles, como el GLP, los combustibles renovables y, por supuesto, la recarga eléctrica.
«Llevamos décadas dispensando metano en diferentes formatos, GLP, combustibles renovables, recargas eléctricas e incluso hidrógeno. Y lo hemos hecho sin necesidad de que otra organización empresarial haya decidido de qué modo es necesario regular nuestro sector de actividad», expone la Ceees.
Esta trayectoria, según la patronal, demuestra la capacidad de adaptación y la proactividad de las estaciones de servicio en la transición energética. Consideran que la imposición de nuevas obligaciones podría poner en riesgo la viabilidad de sus negocios, especialmente para las pequeñas y medianas empresas (PYMES) que conforman la mayor parte del sector.
El debate de la penetración del vehículo eléctrico
Otro punto de fricción entre Ceees y Anfac es la tasa de penetración de los vehículos eléctricos en el mercado español. Según la Ceees, el hecho de que la cuota de mercado de los turismos eléctricos (BEV) en 2024 se situara en el 5,6% de las matriculaciones totales, demuestra que los consumidores prefieren otras tecnologías.
Esta afirmación pone en duda la necesidad de una intervención estatal masiva en la infraestructura de recarga, argumentando que la demanda real de vehículos eléctricos no justifica la imposición de obligaciones a las estaciones de servicio. Sin embargo, la perspectiva de Anfac puede ser diferente, argumentando que la falta de infraestructura de recarga es precisamente uno de los factores que frenan la adopción del vehículo eléctrico.
El libre mercado como pilar fundamental
La Ceees defiende el libre mercado como el mejor camino para garantizar la movilidad de empresas y particulares. Consideran que las estaciones de servicio, con su red de PYMES y autónomos, son capaces de adaptarse a las necesidades del mercado sin necesidad de estar «pendientes del Boletín Oficial del Estado».
Esta postura refleja una visión liberal de la economía, en la que la iniciativa privada y la competencia son los motores del desarrollo. La Ceees aboga por un marco regulatorio flexible que permita a las estaciones de servicio tomar sus propias decisiones de inversión, en función de la demanda real de cada zona y de las condiciones del mercado.
Un sector en transformación: Retos y oportunidades
La controversia entre Ceees y Anfac pone de manifiesto los retos y oportunidades que enfrenta el sector de las estaciones de servicio en la transición hacia la movilidad sostenible. Por un lado, la necesidad de adaptarse a las nuevas tecnologías y a las demandas de los consumidores. Por otro, la amenaza de una regulación excesiva que pueda poner en riesgo la viabilidad de sus negocios.
Para afrontar estos retos, es fundamental que exista un diálogo constructivo entre todos los actores del sector, incluyendo a las estaciones de servicio, los fabricantes de vehículos, las administraciones públicas y los consumidores. Solo así se podrá construir un futuro de la movilidad sostenible que sea viable, eficiente y respetuoso con la libertad de empresa.
Implicaciones para las estaciones de servicio españolas
La postura de la Ceees tiene implicaciones significativas para las estaciones de servicio en España. Si la propuesta de Anfac prospera, las estaciones de servicio podrían verse obligadas a realizar inversiones significativas en infraestructura de recarga, independientemente de la demanda real de vehículos eléctricos en su zona. Esto podría poner en riesgo la viabilidad de muchas PYMES, especialmente en áreas rurales o con baja densidad de población.
Además, la imposición de obligaciones podría limitar la capacidad de las estaciones de servicio para innovar y diversificar su oferta energética, favoreciendo a las grandes empresas y a los modelos de negocio centralizados. La Ceees defiende un modelo descentralizado y flexible, en el que las estaciones de servicio puedan adaptarse a las necesidades de cada comunidad y ofrecer una amplia gama de soluciones energéticas.