La primavera trae consigo días más largos, temperaturas más agradables y paisajes llenos de color. Pero para millones de personas, también la batalla contra la alergia al polen. Estornudos constantes, ojos irritados, congestión nasal, cansancio persistente… son síntomas que les acompañan incluso durante la conducción, con el peligro que supone.
La buena noticia es que convertir el coche en una especie de búnker antialérgico es posible y bastante sencillo siguiendo algunos trucos y consejos clave. Con la ayuda de Alquiber, expertos en movilidad, te contamos cómo blindar el interior de tu coche para que el polen no arruine tu primavera ni comprometa tu seguridad al volante.
1El filtro antipolen: tu primera línea de defensa
Quizá no lo sepas, pero tu coche tiene su propio escudo: el filtro antipolen, también llamado ‘de cabina’. Este pequeño pero poderoso elemento limpia el aire que entra al habitáculo, atrapando partículas como polvo, polen, hollín e incluso algunas bacterias. Si sufres alergias, puede ser tu mejor aliado, siempre que esté en buen estado.
La mayoría de los fabricantes recomiendan cambiarlo cada 15.000 o 30.000 km o, al menos, una vez al año. Pero si vives en una zona de mucha vegetación o polvo en suspensión, o notas que el aire del habitáculo huele raro o no fluye bien, cámbialo cuanto antes. El filtro puede estar saturado y dejar pasar más de lo que retiene.