1989 es uno de esos años marcados en rojo en el calendario de la historia de la automoción, pues se produjo el nacimiento del que se ha convertido en todo un mito: el Mazda MX-5. Porque si bien es cierto que el concepto de roadster ya existía previamente (Porsche 550 Spyder, Mercedes SL, Alfa Romeo Spider…), fue Mazda la que lo relanzó, mejoró y popularizó de manera definitiva en 1989.
El Mazda MX-5 se diseñó para que fuera un deportivo divertido y poco ostentoso, con personalidad a raudales. Destacó al instante por su diseño de bajo peso, por su tracción trasera y por una conducción ágil y enérgica que enseguida dibujaba una sonrisa en el rostro de quien lo conducía. 35 años después conserva estos atributos y sigue gozando de una enorme aceptación en todo el mundo.
Para celebrar un aniversario tan señalado de este deportivo de leyenda, la marca japonesa ha realizado un evento en la histórica ciudad de Zadar, en Croacia, para mostrar cómo el modelo de 2024 conserva ese estilo deportivo tan característico del Mazda MX-5 y cómo sigue ofreciendo una conducción muy estimulante.
El Mazda MX-5 conserva la misma esencia que el mismo día
Durante el encuentro, el Mazda MX-5 2024 recorrió los vibrantes paisajes de Croacia, sin que faltaran los impresionantes ríos y lagos del Parque Nacional de Krka. La ruta se alargó hacia el noroeste, para disfrutar de las imponentes vistas del Velebit, la montaña más grande de Croacia. El Mazda MX-5 serpenteó con fluidez entre las curvas de una carretera costera, para acabar cruzando la meseta de Lika, un escenario habitual de rodajes cinematográficos.
Este encuentro fue un sueño para los entusiastas de este coche, que pudieron admirar desde el modelo original, todo un clásico moderno, con sus encantadores faros escamoteables, hasta el modelo Edición 30 Aniversario, en un exclusivo color naranja. Por supuesto, el plato fuerte fue el Mazda MX-5 2024, que encandiló a todos los presentes con su nuevo tono de carrocería Aero Grey y otras novedades cuidadosamente elegidas para preservar la autenticidad y la esencia del MX-5, que tanto gusta a los propietarios de este coche.
El espíritu de esta comunidad está presente en todo el mundo, con multitud de matices; desde el club MX-5 de la provincia del Cabo Occidental, en Sudáfrica, hasta el “Miata Owners of Vegas”, en los desiertos de Nevada. Para sus miembros, estos clubes son un foro en el que hablar de su amor por el MX-5 —el “Miata”, como lo llaman muchos, o el “Cinco”, como le dicen otros—, intercambiar consejos sobre cuestiones técnicas y de mantenimiento o, simplemente, conectar con otros entusiastas con las mismas afinidades.
Un ejemplo de lo que acabamos de decir es el MX-5 Owner’s Club del Reino Unido. Entre sus miembros hay gente de todas las procedencias. La socia más joven tiene solo 19 años y constituye una de las comunidades de propietarios e incondicionales del MX-5 más importantes del mundo, con más de 7.000 miembros y 34 clubes locales. Su espíritu de comunidad es desbordante. Cada grupo organiza reuniones, salidas y actos sociales: desde quedadas en restaurantes para ponerse todos al día hasta jornadas en las que reservan un circuito de carreras solo para sus MX-5. Por no hablar de los desfiles de aniversario en Silverstone, la cuna del automovilismo británico.
Uno de los miembros de este club de propietarios del MX-5 es Rhys Mainwaring, que organiza regularmente encuentros en la región de las West Midlands. Según nos cuenta, al volante de su MX-5 de tercera generación, “El MX-5 es un deportivo biplaza con un manejo impecable, diseñado para disfrutar de cualquier trayecto. Y ese mismo espíritu se nota en los propietarios”. Adam Gill, coordinador del MX-5 Owner’s Club para la zona norte del Támesis, se hace eco de esa sensación de pertenencia tan intensa que genera el MX-5.
Según explica, las experiencias que ha vivido y las relaciones que ha construido dentro de esa comunidad en los últimos diez años han hecho su vida mejor y le han servido para orientar sus ambiciones. Para él, la oportunidad de hablar de todo lo que significa el MX-5 tiene un valor incalculable.
En este club todo el mundo es bienvenido, sin distinción de clase, género o experiencia de conducción. “Este club rompe barreras“, confirma Courtney Ward, socia de 19 años, el ejemplo perfecto del espíritu joven del club. “La gente permanece y las relaciones se mantienen, al igual que la predisposición a ayudarse mutuamente. Son esas relaciones las que mantienen unido al club”.
