Pocos modelos hay -o ha habido en el mercado- que sean capaces de poner de acuerdo a todos sobre sus virtudes. Y la Citroën C15 es uno de ellos. Todos estarán de acuerdo en que sus líneas no son llamativas ni sugerentes; tampoco nadie pensará que un modelo refinado o tecnológico. Pero nadie va a poner en duda que a la hora de trabajar, de cargar o de dar soluciones a cualquier necesidad, no hay nadie que cumpla mejor esa función… Incluso casi 20 años después de dejar de existir.
Porque la historia de la Citroën C15, que comenzó hace 40 años -en 1984 en Vigo- y terminó oficialmente en 2005, diez años después de la llegada del también mítico Berlingo, en realidad no ha terminado, pues son miles las C15 que circulan, a pleno rendimiento aún por España. Tanto -y esto es solo un ejemplo curioso- que a través de redes sociales, un colega periodista, José Armando Gómez, da cuenta de #LaC15deHoy, pues asegura que es el vehículo de esa época con más ‘supervivientes’.
Sea cierto o no, lo que es indudable es que la Citroën C15 sí hizo sobrevivir a la factoría de Vigo, la fábrica donde comenzó a producirse y para la significó la salvación en una época en la que la factoría gallega estaba inmersa en una compleja situación en los años 80 por la bajada de las ventas. Pero la llegada de la C15, desarrollada en la fábrica gallega uniendo la parte delantera de un Citroën Visa y la trasera de una furgoneta, cambió el panorama por completo. En sus 20 años de vida alcanzó 1.181.407 unidades producidas, lo que la sitúa en la cuarta posición del ranking de modelos más producidos en Vigo.
La Citroën C15 es un prodigio de sencillez y sentido común
Aunque sin duda, en el corazón de los trabajadores de la factoría gallega se encuentra en primer lugar. Porque este honesto trabajador ha sido protagonista o compañero en innumerables historias de experiencia, avances técnicos y ha sido capaz de conseguir la máxima devoción de un grupo de entusiastas que aún la utilizan en su vida diaria.
El nombre de la Citroën C15 deriva de su PMA (Peso Máximo Autorizado) de 1.500 kg, lo que la convirtió en un símbolo de robustez y capacidad de carga. Desde su lanzamiento, esta furgoneta destacó por su velocidad, llegando a ser una de las más rápidas en su categoría, alcanzando los 140 km/h. Además, apenas un año después de su introducción, se convirtió en pionera al incorporar un motor diésel, con lo que se convirtió en el primer utilitario ligero que optaba por el gasóleo.
Para Vigo ya hemos comentado que marcó un hito en lo productivo; pero también en cuanto a la responsabilidad de su desarrollo, proceso en el que la planta gallega llevó la voz cantante. Porque la fabrica asumió el papel de Centro Piloto, participando activamente en su diseño y desarrollo. El fruto de este trabajo hizo que la C15 se convirtiera en el primer modelo en superar el millón de unidades producidas en la historia de la planta. Además, su creciente demanda impulsó la puesta en marcha del turno de noche en la planta de soldadura, demostrando su impacto en el progreso industrial de la región.
El primer vehículo eléctrico de la marca fue una Citroën C15
La resistencia y solidez de la C15 la convirtieron en una estrella en su segmento, especialmente con la oferta de motor diésel, que amplió el número de clientes que optaron por sus servicios. Pero además, su legado fue más allá, hasta la era de la electrificación, siendo el primer vehículo eléctrico comercializado bajo el emblema de Citroën mediante una versión lanzada en 1989 que tras exhaustivas pruebas en las calles de Bruselas fue pionera para futuras generaciones de vehículos eléctricos.
Sin embargo, no todo fue fácil para la C15. En el cambio de milenio, se enfrentó a un desafío importante para cumplir con las estrictas normativas europeas de emisiones. Esto llevó a una evolución significativa en su motorización y diseño, liderada por el equipo técnico de Vigo en colaboración con proveedores clave para conseguir adaptarse a las cada vez más exigentes normativas de emisiones. Pero como buen superviviente consiguió hacerlo y demostrar una vez más sus ganas de estar siempre mejorando.
Ahora, con sus 40 años recién cumplidos, más de millón de consumidores pueden dar fe del impacto de esta auténtica leyenda en sus vidas y en sus rutinas diarias. Rutinas que muchos de ellos siguen realizando, a día de hoy, a los mandos de este icónico gallego.
