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Mercedes Sprinter parece, limusina es

Por fuera parece un Mercedes Sprinter más; al menos a primera vista, porque las llantas o los “plásticos” pintados del color de la carrocería ya nos ponen sobre aviso. Clive Sutton, especialista en vehículos de lujo radicado en Londres, es el responsable de la transformación de este furgón en una verdadera limusina de lujo.

Sin contar con las dos plazas de la cabina, separada por un mamparo de la “zona de carga”, su habitáculo ofrece capacidad para siete pasajeros en una configuración de tres filas de asientos, con cuatro plazas individuales enfrentadas y otras tres plazas en una tercera fila.

El Mercedes Sprinter First Class de Clive Sutton cuenta con un par de pantallas 4K de 43 pulgadas, un sistema de audio de cine con sonido envolvente e iluminación ambiental configurable en todo el interior, todo controlado a través de una interfaz personalizada.

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No faltan dos neveras para llevar bebidas frías (con 21 y 35 litros de capacidad), red Wi-Fi y unos asientos eléctricos de cuero natural “profundamente acolchados” con reposapiés, calefacción, refrigeración, soporte lumbar y masaje. A todo esto, el interior está completamente revestido por chapa de madera natural, y sobre las cabezas de los ocupantes hay un enorme techo de vidrio panorámico.

En esta Mercedes Sprinter hay más espacio que en cualquier Rolls-Royce

Los siete ocupantes disfrutan de un auténtico salón de más de 15 metros cúbicos cuya mampara de separación con la cabina está controlada electrónicamente para permitir la máxima privacidad de los ocupantes, quienes disfrutan no sólo de las dos pantallas, sino también de un sistema de sonido envolvente estilo cine, conectividad Apple TV y HDMI, además de conexión a una PlayStation 5 a bordo.

Más allá de todo esto, emplear un Mercedes Sprinter como vehículo base para crear una limusina aporta tres ventajas definitivas: accesibilidad, espacio y discreción. Y es que, tal y como defienden sus creadores, no vas a encontrar una amplitud igual en ningún Rolls-Royce, Maybach, Bentley o Range Rover. Los ocupantes del Mercedes Sprinter First Class disfrutan de más de 7,88 metros cuadrados de espacio configurable, posibilidad de transitar de pie por el habitáculo y un generoso espacio para el equipaje.

Un puesto de conducción muy cuidado

A pesar de que los especialistas de Clive Sutton han echado el resto en la zona trasera, el conductor y su eventual pasajero se encuentran también muy bien tratados. Cuentan con asientos de cuero, un suelo enmoquetado a juego con la zona trasera, detalles en la misma chapa de madera y zonas tapizadas en gamuza Milano de alta calidad.

Por supuesto, el interior de cada unidad es totalmente personalizable a gusto del cliente, todo ello con la incuestionable ventaja de los más de 25 años de experiencia de Clive Sutton preparando vehículos de lujo a medida para una clientela que abarca desde estrellas de rock y actores hasta futbolistas y hombres de negocio.

El propio Clive Sutton, fundador y director ejecutivo de la empresa que lleva su nombre, comenta que “durante muchos años, nuestros clientes han exigido un nivel de lujo y comodidad que supera lo que está disponible en el mercado de vehículos de lujo estándar. Nuestro Mercedes Sprinter First Class 2025 se suma a nuestra línea premium de Mercedes-Benz VIP Class, VIP London Taxi y Lexus LM VIP, que nos distinguen como líderes en transporte de lujo para clientes en el Reino Unido y en todo el mundo”.

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Hay que recordar que, aparte de las conversiones de lujo, Clive Sutton se especializa en la importación paralela de automóviles de EE. UU. y de otros mercados, tales como el Shelby Super Snake Mustang, los Shelby Cobra, el Cadillac Escalade o el Hummer EV.

Y, ¿cuánto cuesta la broma? En concreto, el Mercedes Sprinter First Class está a la venta desde 230.000 libras más IVA, precio que incluye una garantía integral de tres años tanto para el vehículo como para la conversión. Esto se traduce en unos 330.000 euros (ya con el IVA), si bien al tratarse de un vendedor extracomunitario habría que añadir tasas de aduana, por lo que la factura final superaría de largo los 350.000 euros. No está mal para una furgo…