Nunca fue aclamado por su belleza, y quizá por eso el Renault 4/4 no goza del reconocimiento o, más bien, de la popularidad que sí tienen otros modelos coetáneos, si bien este injustamente olvidado coche popular fue crucial en la historia de la automoción en España, motivo por el que nos alegra que un centenar de apasionados propietarios se hayan reunido para celebrar el inicio de su producción en España.
El conocido popularmente como Renault 4/4 (por sus cuatro caballos fiscales, cuatro puertas y cuatro plazas) se llamaba en realidad Renault 4CV. Fue presentado en el Salón del Automóvil de París (Francia) en octubre de 1946, y se trataba del primer modelo de una Renault que había sido expropiada a Louis Renault un año antes por el gobierno francés de Charles de Gaulle.
No obstante, el Renault 4/4 aún tardaría un poco en llegar a España. Lo haría el 12 de agosto de 1953, fecha en la que los once primeros Renault 4/4 fabricados en Valladolid saldrían de la factoría de Montaje 1 para recorrer su ciudad natal hasta la plaza del ayuntamiento, dando el pistoletazo de salida a la producción de la fábrica donde hoy se produce el Captur. Antes de que acabara el año, ya se habían ensamblado las primeras 707 unidades de un vehículo que se colocaba un escalón por debajo del Seat 1400, que había comenzado a producirse en Zona Franca (Barcelona) tres años antes.
Así es el Renault 4/4 fabricado en Valladolid
Con una compacta carrocería de 3,67 metros de longitud (que es lo que hoy miden un Fiat Panda, un Hyundai i10 o un Suzuki Ignis), el 4/4 presumía de una notable habitabilidad, algo a lo que contribuía una distancia entre ejes relativamente generosa (2,10 metros) en aquella época para su longitud, y un piso bastante plano fruto de prescindir del árbol de transmisión, ya que el motor iba ubicado en la parte trasera, y el vehículo contaba, obviamente, con un tren trasero motriz, configuración que mantendrían los Dauphine y Renault 8/10.
Entre los méritos tecnológicos del Renault 4/4 se encontraban su carrocería autoportante y sus suspensiones independientes en las cuatro ruedas. El Renault 4/4 era, además, un coche bastante ligero, con un peso en vacío por debajo de los 600 kilos que le permitía moverse con relativa agilidad a pesar de contar con un motor bastante humilde: un cuatro cilindros en línea de 0,75 litros y carrera muy larga que entregaba, según versiones, entre 17 y 21 CV.
El Renault 4/4 se fabricó en Valladolid entre 1953 y 1959, periodo durante el cual se produjeron 26.298 unidades nacionales de un vehículo que llegó a superar ampliamente el millón de ejemplares, contando no sólo las unidades francesas, sino las ensambladas también en Australia y Japón.
Homenaje a los 70 años del Renault 4/4 “español”
Así que para celebrar los 70 años del inicio de la producción nacional del Renault 4/4, un centenar de apasionados aficionados a este vehículo se reunieron recientemente en el Circuito del Jarama (en la madrileña localidad de San Sebastián de los Reyes), exhibiendo 50 unidades de esta pequeña joya automovilística que constituye un pedacito de la historia de la automoción de nuestro país.
Organizada por el Club de Amigos de Renault 4/4 de España, esta concentración se ha convertido en una de las mayores llevadas a cabo con este modelo. Los participantes inmortalizaron el momento con una imagen en la recta principal, tras lo cual una decena de ellos rodaron durante una tanda demostrando su resistencia, poco antes de permanecer expuestos para que los asistentes pudieran admirarlos en la que fue la jornada de puertas abiertas del RACE.
Merece la pena repasar las fotografías del evento y deleitarse con detalles como las aperturas de refrigeración practicadas bajo el capó trasero que distinguen los Renault 4/4 nacionales de los originales franceses o los accesorios de la época que montan algunas unidades, como las protecciones para la carrocería colocadas detrás de las manillas de las puertas.
También los emblemas de Renault tanto en la carrocería como en el volante permiten datar las diferentes unidades, que se encontraban todas en impecable estado, recordando uno de los episodios más trascendentes de nuestra industria automotriz.
