La historia del mundo del automóvil deportivo siempre ha estado marcada por la búsqueda de los límites: la máxima velocidad, la aceleración más fulgurante, la máxima potencia… Siempre hay que buscar argumentos para estar en lo más alto. Y ahí Bugatti siempre ha tenido mucho que decir. En una pelea desenfrenada por llegar antes, la marca ha alcanzado la cúspide con el nuevo Tourbillon híbrido. Cuando parecía que no se podía ir más allá.
El nuevo Bugatti Tourbillon puede considerarse la última obra maestra de una marca acostumbrada a hacer obras maestras. Con él, la firma inicia una nueva era para la marca. Este hiperdeportivo, que reemplaza al Chiron, combina un motor de combustión de 986 CV con tres motores eléctricos, para alcanzar una potencia total de 1.775 CV con una autonomía eléctrica de más de 60 kilómetros. Cifras que son de récord… como también lo podría ser su precio -3,8 millones de euros más impuestos-. Una joya no al alcance de cualquiera y no solo por precio; sino porque su producción va a estar limitada a 250 unidades.
El Bugatti Tourbillon acelera como un rayo
El corazón del Tourbillon es un motor V16 de 8.3 litros diseñado por Cosworth, capaz de girar a 9.000 rpm. Este motor produce 986 CV por sí solo, casi igualando la potencia del motor W16 del Veyron original. Sin embargo, Bugatti ha decidido ir más allá, añadiendo un sistema híbrido que aporta 789 CV adicionales, para casi doblar la potencia total hasta los 1.775 CV. Y todo ello enmarcado en un ambiente sonoro incomparable, pues el coche suena con un deportivo de los de antes de la era electrificada.
El Tourbillon no solo es potentísimo, sino también increíblemente rápido. Acelera de 0 a 100 km/h en solo 2 segundos, lo que son 4 décimas menos que los 2,4 segundos en los que el Chiron hacía las misma maniobra. Pero la cosa no para a los 100 km/h; porque su aceleración ‘infinita’ le hace llegar a los 300 km/h, que alcanza en menos de 10 segundos, -más de 3 segundos más rápido que su antecesor-. Y la velocidad máxima de 400 km/h se logra en menos de 25 segundos. Una cifra que le permitirá codearse con el Rimac Nevera -la firma Rimac, por cierto, es parte del ADN de Bugatti- que ostenta ese récord en 21,3 segundos. La lucha entre los hiperdeportivos, por tanto, parece servida.
El Tourbillon también destaca por su diseño interior, especialmente su conjunto de instrumentos inspirado en la relojería suiza. Aunque no incluye un reloj Tourbillon real, su panel de cinco esferas, que combina velocímetro y tacómetro con una pantalla en la que se muestran datos de potencia y rendimiento tanto del motor de combustión como de los eléctricos, es un guiño a la precisión y durabilidad de los relojes de alta gama. A diferencia de otros fabricantes que optan por tableros completamente digitales, Bugatti apuesta por una estética analógica que mantiene el estilo de los deportivos clásicos y que tiene, sin duda, un valor más elevado en todos los sentidos que una simple pantalla.
El interior del Tourbillon mantiene la esencia del Chiron, pero con mejoras notables. El volante, con dos radios montados a las 6 y 12 en punto y un cubo fijo, permite que el logo de Bugatti siempre esté visible y que el conductor tenga una visión despejada de la instrumentación. Además, el sistema de pedales es ajustable eléctricamente, mientras que los asientos permanecen fijos, proporcionando una sensación de control y estabilidad. Un detalle interesante es el sistema de pantalla emergente que se activa al poner la marcha atrás, transformando el salpicadero en una interfaz digital con acceso completo a Apple CarPlay.
El diseño exterior del Tourbillon sigue una evolución elegante, con un estilo que recuerda al Chiron, pero con detalles únicos como las puertas de tipo dihedral y una columna pronunciada que corre desde el frente hasta la parte trasera del coche. El difusor trasero de gran tamaño y el alerón activo aseguran la estabilidad del vehículo a altas velocidades, mientras que la estructura de carbono y las innovaciones en la suspensión mantienen el peso por debajo de las dos toneladas -1.995 kg-, igual que el Chiron a pesar de la tecnología híbrida añadida.
Solo 250 afortunados podrán invertir en este Bugatti
Con solo 250 unidades previstas para su producción, el Tourbillon de la firma francesa será una pieza de colección aún más exclusiva que el Chiron, del cual se fabricaron 500 unidades. Los primeros clientes recibirán sus vehículos en 2026, y aunque el precio de 3,8 millones más impuestos es tremendo, los pocos afortunados que puedan acceder a uno estarán haciendo una inversión, tal vez la inversión de su vida. Será la primera joya de la nueva era de Bugatti, y teniendo en cuenta las joyas que ha creado a lo largo de su historia la firma de Ettore Bugatti este Tourbillon es un valor seguro.
Porque no solo mantiene la tradición de la marca de crear automóviles excepcionales, sino que también es una declaración de intenciones en contra de la tendencia hacia los vehículos eléctricos puros, ofreciendo una experiencia de conducción que mezcla lo pasional con lo más avanzado de la tecnología.
