Desde que nació, en 1962, el Ferrari 250 GTO ha sido uno de los automóviles más deseados. Más allá de su importancia en la trayectoria de Ferrari, su carrocería, diseñada por Giotto Bizzarrini y ejecutada por Sergio Scaglietti, es una auténtica escultura sobre ruedas, y el hecho de que solamente se fabricaran 36 unidades durante los menos de tres años que estuvo en producción no hace sino incrementar su valor.
Curiosamente, a diferencia de lo que suele ser habitual con los automóviles más valiosos, los Ferrari 250 GTO raramente cambian de manos y, de hecho, encontrar alguno a la venta es algo realmente excepcional; tanto que apenas hay registros de su presencia en subastas, y mucho menos de operaciones de venta privadas y, de hecho, la última subasta de un Ferrari 250 GTO se llevó a cabo en Monterrey (California, EE. UU.) en el año 2018, y aquella unidad (chasis 3413) superó los 48,4 millones de dólares (más de 42,5 millones de euros), convirtiéndose en el tercer coche conocido más caro de la historia.
El primer escalón del podio le corresponde al inalcanzable Mercedes-Benz 300 SLR adquirido por la propia Mercedes por 135 millones de euros, mientras que el segundo lugar, que se sepa, es para otro Ferrari 250 GTO (chasis número 4153GT), vendido fuera de subasta por algo más de 60 millones de euros en 2018.
Una breve historia del Ferrari 250 GTO
Desarrollado desde finales de 1961 como sucesor del exitoso 250 GT de batalla corta, el Ferrari 250 GTO tenía como requisito ser lo más aerodinámico posible para lograr una velocidad punta que le permitiera dominar las carreras de resistencia en largos circuitos como Le Mans, todo ello coincidiendo con un cambio de normativa de la FIA que entraba en vigor en 1962.
El ingeniero Giotto Bizzarrini fue el encargado de desarrollar el nuevo modelo sobre la base del 250 GT berlinetta, y sus esfuerzos se centraron en probar diferentes soluciones en el túnel de viento de la Universidad de Pisa y, posteriormente, en el autódromo de Monza.
El Ferrari 250 GTO se presentó a la prensa en febrero de 1962, y desde el primer momento enamoró a todos los que lo vieron. Poco importaba que bajo su carrocería hubiera un chasis tubular aligerado (con tubos de diferentes secciones para arañar gramos en la báscula) o que su motor V12 Colombo de tres litros lubricado por cárter seco y alimentado por seis carburadores Weber de doble cuerpo alcanzara los 300 CV y se ubicara en una posición lo más baja posible.
Tampoco la caja de cambios de cinco velocidades sincronizadas llamaría especialmente la atención de muchos de los presentes, y muy pocos se fijarían en la geometría de Watts que guiaba su eje trasero rígido. Su estética era tan impactante que todo pasó a un segundo plano.
Las peculiaridades del Ferrari 250 GTO con chasis 539/62
Se mire por donde se mire, el Ferrari 250 GTO es un objeto de deseo. Se trata de una obra de arte de la ingeniería, un purasangre de las carreras y una máquina de una belleza excepcional. Y esta unidad en concreto, con número de chasis 539/62, es la que cuenta con el mayor pedigrí deportivo de todas las fabricadas, algo crucial a la hora de determinar el valor en este tipo de automóviles.
Y es que mientras la Scuderia Ferrari continuaba centrando sus actividades de carreras en los prototipos Dino con motor trasero, el Ferrari 250 GTO se confió en gran medida a equipos privados como el británico Maranello Concessionaires o el norteamericano Luigi Chinetti, lo que no impidió que el Ferrari 250 GTO comenzara muy pronto a ganar carreras allá donde competía, si bien en aquel 1962 la ACO creó una categoría de 4 litros de cilindrada que pronto fue replicada por otras grandes citas como Sebring, la Targa Florio y los 1000 kilómetros de Nürburgring. Así que en Ferrari se pusieron manos a la obra, y así nació este Ferrari 250 GTO que en realidad es un Ferrari 330 LM.
Este es el origen del Ferrari 250 GTO (o 330 LM) que RM Sotheby’s sacará a la venta el próximo 13 de noviembre en Nueva York (EE. UU.), la única unidad que salió de fábrica con el motor Colombo en versión de cuatro litros, con cárter seco y un juego de carburadores y árboles de levas específico; se estima que el motor 4.0 rendía unos 390 CV, un importante plus respecto a los modelos de tres litros.
Pintado en color Rosso Cina, este Ferrari 250 GTO “mejorado” fue uno de los pocos GTO oficiales y el único de su especificación. Debutó para la Scuderia Ferrari en los 1.000 km de Nürburgring el 27 de mayo, con Mike Parkes y Willy Mairesse al volante, venció en su categoría y quedó segundo absoluto.
La vida tras las carreras del Ferrari 250 GTO con chasis 539/62
Tras una intensa vida de carreras que concluiría a mediados de 1966, a principios de 1967 este Ferrari 250 GTO se devolvería a las especificaciones de fábrica, tras lo cual fue pintado en amarillo y vendido en California a su primer propietario “civil”. De ahí pasaría a tener un nuevo dueño en St. Louis (Missouri), otro más en Birmingham (Míchigan) y un último propietario en Ohio, quien encargó una profunda restauración a los especialistas de Shelton Ferrari, en Fort Lauderdale (Florida), tras lo cual el vehículo ha sido exhibido en numerosos eventos y ha obtenido abundantes premios.
El valor de este Ferrari 250 GTO se incrementa también gracias a la exhaustiva documentación aportada junto con el vehículo, incluidos los registros de fábrica que describen sus particulares especificaciones.
Así que si quieres pujar por él, aún estás a tiempo, pero ten en cuenta que puede convertirse en el coche más codiciado de la historia; con permiso siempre, por supuesto, del Mercedes-Benz 300 SLR adquirido por la propia Mercedes por 135 millones de euros.
