comscore

Fiberfab Centurion o el Corvette maldito: Una historia de plagio, cuernos, homicidio y un coche único

Por dónde empiezo… Se llama Fiberfab Centurion y es una reinterpretación no oficial del  prototipo Chevrolet Corvette Stingray Racer XP-87, ganador del campeonato SCCA, uno de los más populares de cuantos se disputan en circuitos por toda Norteamérica. Es la única unidad conocida del vehículo y va a ser subastado el 30 de junio en París el evento Le Mans Classic, de Artcurial, lo que nos da una perfecta excusa para recordar la historia de este Corvette apócrifo.

La historia del Corvette Stingray Racer XP-87 

Comenzando por el vehículo plagiado, el Corvette Stingray Racer XP-87, se trata de un prototipo experimental que serviría como base para la segunda generación del Chevrolet Corvette (Corvette C2). Fabricado en 1959, el concept es obra de Bill Mitchell, Pete Brock y Larry Shinoda. Internet mediante, tienes su foto bajo estas líneas.

Chevrolet Corvette Fiberfab xp 86 1 Motor16

Para probar su desarrollo y, de paso, generar expectación, el XP-87 compitió en el Campeonato SCCA en 1960, con Dick Thompson al volante, haciéndose con la victoria final y sentando una buena base para que toda una generación de jóvenes quisiera tener un Corvette C2 en su garaje.

Y ahora toca hablar del Fiberfab Centurion o de la versión apócrifa del XP-87. Y es que, consciente del tirón del prototipo y de que Chevrolet no lo iba a producir en serie (el Corvette C2 se parece, pero no es, igual), Warren “Bud” Goodwin, el fundador de Fiberfab, fabricó un kit de carrocería que se instalaba sobre la base del Chevrolet Corvette C1 (la primera generación) con una carrocería de fibra de vidrio y diversas piezas que convertían el Corvette C1 en algo que se asemejaba a aquel inaccesible XP-87.

El diseño era lo suficientemente parecido que –cuenta la leyenda–, Chevrolet planeaba demandar a Fiberfab para impedirle fabricar el Centurion. Sin embargo, parece ser que no fue necesario, ya que Warren “Bud” Goodwin iba, él solito, a dinamitar el que podía haber sido el negocio de su vida.

La maldición del Corvette XP-87

Goodwin, al parecer, llegó un día a su casa y encontró a su esposa, Jamaica, yaciendo con uno de sus mecánicos. Parece ser que Goodwin era fiel seguidor del Sexto Mandamiento y de la Segunda Enmienda, por lo que acabaría sus días como fabricante de kits de carrocería tras ser condenado a 12 meses de prisión por el homicidio voluntario con arma de fuego que aconteció a continuación. En realidad, la truculenta historia no acaba aquí, ya que al parecer Goodwin fallecería de un infarto antes de recuperar la libertad, y Fiberfab desaparecería para siempre.

Se desconoce la cantidad de carrocerías que Fiberfab logró fabricar, pero es probable que no lleguen a 12. Además, en general los kit cars (como se conoce a estas réplicas de fibra montadas sobre chasis de vehículos donantes) no suelen envejecer muy bien, no parten normalmente de un vehículo nuevo (con toda su vida útil por delante) ni suelen ser especialmente prácticos para el uso diario, por lo que es habitual que acaben desmontados, destruidos o abandonados.

Hasta donde se sabe, este Fiberfab Centurion es el único que existe en Europa. Se adquirió en una subasta de Barrett-Jackson en 2018 y se exportó a Andorra, según Artcurial, que subastará el modelo a finales de mes. Además, la casa de subastas asegura que, en cualquier caso, se trataría de la única unidad con dos “jorobas”, las protuberancias aerodinámicas que canalizan el flujo laminar tras los reposacabezas en algunos roadsters.

El vehículo, completamente restaurado, está propulsado por un V8 de 4,6 litros que rinde 211 kW (287 CV). Al parecer y según atestiguan las fotos, se encuentra en excelentes condiciones, y la casa de subastas estima que se venderá por entre 120.000 y 160.000 euros, un valor que nos parece excesivo, teniendo en cuenta que raramente un Corvette de esa época alcanza las seis cifras y que además se trata de una réplica.

Ahora bien, no es menos cierto que actualmente parece que hay cierta burbuja que parece estar inflando el precio de los vehículos más estrafalarios subastados. Y si encima tienen detrás una historia de plagio, cuernos y homicidio, no cabe duda de que su atractivo aumenta; ¿o no te gustaría poder contarle a tus conocidos el truculento destino de Warren “Bud” Goodwin mientras admiran tu imitación de apócrifo Corvette Stingray Racer XP-87?