El aire acondicionado -o un sistema de refrigeración- es ya un elemento imprescindible y extendido en los vehículos de calle. También en algunos de competición. El último reducto, la Fórmula 1, también será conquistado.
Chalecos con agua congelada, vapor de hielo dentro del habitáculo, baños en agua helada después de calurosas sesiones… Diferentes métodos se han aplicado para rebajar la temperatura corporal de los pilotos, que se dispara espectacularmente cuando la ambiental se acerca o supera los 30 grados, y que puede llegar a doblarse dentro de unos habitáculos sin circulación de aire.
El pasado Gran Premio de Qatar fue extremo en este sentido, con varios pilotos que sufrieron las consecuencias de las brutales temperaturas, que superaron los 30 grados a pesar de tratarse de una carrera nocturna. La FIA decidió tomar medidas para el futuro, por lo que desde entonces ha trabajado en un prototipo que permita refrigerar la temperatura corporal de los pilotos, y que podría ya ser introducido a través de diferentes sistemas en los monoplazas a partir de 2025.
El prototipo se usó en el Gran Premio de México de Fórmula 1
Durante el pasado Gran Premio de México, un piloto utilizó este prototipo que permitía bombear agua fría alrededor del mono del piloto. Un bloque de hielo enfriaba un fluido que después era introducido en un chaleco dentro del mono del piloto, similar a los que se pueden ver actualmente en uso. En el prototipo, unos tubos enviaban ya ese líquido refrigera alrededor del chaleco.
El sistema supone un peso adicional, lo que obligará a elevar el límite legal de los monoplazas de Fórmula 1 actuales, ahora en 798 kg, y elevado a 800 kg en 2025, lo que significará que, aunque optimizado el sistema, supondrá otro techo superior para coches ya de por sí pesados, ya que el sistema ha de posicionarse dentro del habitáculo. Sin embargo, los equipos podrán desarrollar sus propios sistemas, diferentes al prototipo de la FIA, y en los que el hielo no necesariamente ha de ser utilizado.
La Federación Internacional de Automovilismo permite distintos sistemas de refrigeración, a condición de que solo se utilice aire, agua o productos químicos diluidos en agua para mejorar la conductividad térmica de los líquidos, y bajo ningún concepto se puede utilizar el sistema para refrigerar otras partes del monoplaza.
Los precedentes de Le Mans y los prototipos
El halo y el control de temperatura son algunos de los elementos de seguridad introducidos para la protección del habitáculo de un monoplaza de Fórmula 1, tradicionalmente abierto y sin control de temperatura durante décadas. Ambos factores han incidido en los prototipos y grandes turismos, cuya naturaleza cerrada forzaron desde hace tiempo a introducir medidas de control y seguridad para ayudar al piloto.
En varias ediciones de las 24 Horas de Le Mans antes de 1950 se rondaron los 30 grados de temperatura. Algunas ediciones posteriores pusieron a prueba la integridad de los pilotos. En 1978, Didier Pironi corrió las dos últimas vueltas en el momento más caluroso del día y con un techo de plexiglás en su Renault Alpine se desmayó tras la carrera. Jacky Ickx, que terminó segundo, perdió 6 kg en su relevo final.
En 1991, Johnny Herbert ganó junto Volker Weidler y Bertrand Gachot, pero se desmayó al cruzar la línea de meta y no pudo subir al podio. En 2011 fue resarcido con una vuelta al circuito en su Mazda y una ceremonia de podio al celebrarse el vigésimo aniversario de la única victoria de un coche japonés en Le Mans.
Para las 24 Horas de Le Mans, la edición de 2005 alcanzó el límite a soportar, como fue el pasado Gran Premio de Qatar, y a partir del cual se establecieron medidas de control de temperatura en los habitáculos. Entonces se llegaron a alcanzar los 80 grados dentro de los coches, que se hacían totalmente insoportables en los coches con motor delantero. Uno de los pilotos, Stéphane Sarrazin, recuerda que tuvo que ser asistido tras su relevo con aire acondicionado y baños de agua fría. Al poco tiempo, uno de sus compañeros se desmayó antes de subir al coche.
Temperatura controlada según la ambiental
Desde entonces, el ACO, organizador de la prueba francesa y estableció a partir de 2007 y de forma obligatoria el aire acondicionado dentro de los coches, aumentando en 25 kilogramos el peso mínimo para implementar los sistemas de refrigeración.
La normativa vigente obliga a que el sistema elegido por el equipo – aire acondicionado o sistemas de ventilación- deben mantener la temperatura alrededor del piloto, con el coche en movimiento, a 32 grados como máximo cuando la temperatura ambiente es inferior o igual a 25 grados, o una inferior o igual a la ambiental en 7 grados más si se superan los 25°.
Para controlar esas temperaturas, los Fórmula 1 deben incorporar sensores posicionados a la altura del casco del piloto, en la línea central del coche. Actualmente todas las categorías del Mundial de Resistencia y las 24 Horas de Le Mans deben incorporar los sistemas de refrigeración.
El Gran Premio de Qatar será la penúltima carrera de la temporada, y se ha reposicionado para esta temporada su presencia en el calendario. Quién sabe si todavía se vivirán escenas como las del pasado año, cuando Lance Stroll perdía el conocimiento, o Esteban Ocon devolvía dentro de su casco.