El día de su primera visita a Ferrari, Lewis Hamilton orquestaba una cuidada coreografía. El siete veces campeón del mundo se fotografiaba delante de la casa de Enzo Ferrari. El piloto de los vestuarios más exuberantes antes de entrar en cada circuito se vestía ahora impecablemente con un terno a medida y el mítico F40 a sus espaldas. No era casual, ese mítico coche es su favorito.
Una semana más tarde, Hamilton llevaba a cabo el primer test real a bordo de un Ferrari en Montmeló, a bordo del monoplaza de 2023. Sin embargo, terminó abruptamente contra las protecciones, cerrando las pruebas para un Charles Leclerc que volvía para casa sin rodar.
Así arrancaba una de las historias más fascinantes de la Fórmula 1 de los últimos tiempos. Quién sabe si el inicio de una leyenda extraordinaria si Hamilton lograra el octavo título con un monoplaza rojo, superando a Michael Schumacher. Empieza un potencial viaje hacia la gloria, aunque con espacio para un relato diferente.
Schumacher, Alonso y Vettel
El fichaje de Hamilton cumplía con la tradición de Ferrari: el equipo más icónico debe contar en algún momento con el piloto de mayor carisma y talento del momento. Fue el caso de un Michael Schumacher en el apogeo de su carrera, logrando el quinquenio de mayores éxitos de Ferrari en la Fórmula 1.
Como también con Fernando Alonso y Sebastian Vettel. El español, el piloto más poderoso del momento con sus dos títulos y su mejor estado de forma. Su llegada supuso un gran revulsivo para Maranello y puso a Ferrari a las puertas de dos títulos, pero el tiempo confirmó que el equipo italiano no estaba preparado para batir a Red Bull y Sebastian Vettel, la referencia de aquellos tiempos con sus cuatro títulos consecutivos.
El alemán era la siguiente pieza a cazar, mientras Hamilton iniciaba su orgía de triunfos con Mercedes. Sin embargo, Ferrari se convirtió en la tumba deportiva del alemán, derrotado antes por Daniel Ricciardo en Red Bull en 2014. Llegaba así con un interrogante que Charles Leclerc cerró, sentenciando a Vettel, despedido de Ferrari. La moneda también puede caer por la otra cara. Hamilton se encuentra entre todos ellos por el momento en el que llega a Ferrari ¿Cuál será el destino del británico en la Scuderia?
“Ya no soy rápido”
Aunque Hamilton llega con los mismos títulos de Schumacher, su situación difiere de la del alemán en su día. Este llegaba en la cúspide de su carrera, mesías para terminar dos décadas sin títulos. Alcanzó mayores cotas de éxitos y liderazgo en Maranello, y llevo al equipo italiano a la racha más exitosa de su historia.
Alonso también vivía su cenit como piloto cuando llegó al equipo italiano en 2010. Pugnó hasta la última carrera por dos títulos con monoplazas inferiores en 2010 y 2012. Como el alemán, lideró con guante de hierro a sus compañeros de equipo durante su estancia en Maranello, y todavía con un largo recorrido deportivo por delante. En estos aspectos, Hamilton no llega a Ferrari como Schumacher y Alonso.
En su caso, Hamilton llega con los interrogantes de su pugna con George Russell en la que no se ha impuesto como se esperaba por su categoría y palmarés. Sobre todo, a una vuelta, el gran problema del británico con los monoplazas de efecto suelo.
Su estilo de pilotaje, de agresiva frenada, no ha podido extraer el mejor jugo de los ‘wing car’. Este 2024 el británico se impuso 19 a 6 en los entrenamientos, y el británico llegó a confesar en algún momento de desesperación, como en Interlagos: “he dejado de ser rápido”.
La edad, o la gloria
Ahora se enfrentará a igualdad de monoplaza a uno de los pilotos más rápidos de la parrilla, Charles Leclerc. Si no pudo imponerse a Russell en Mercedes, ¿Lo hará frente a un piloto firmemente asentado en la Scuderia?
Jean Todt y Ross Brawn estructuraron el equipo en torno al liderazgo de Verstappen. Desde Alonso y su salida del equipo, en Ferrari se ha acentuado la filosofía de que el piloto sirve al equipo, y no a la inversa. Hamilton tendrá que acomodarse a un entorno totalmente nuevo.
No solo tendrá que sumergirse en la estructura, conocerla, sino también llevar al futuro SF25 por su línea y estilo de conducción, frente aun piloto que lleva seis años en la Fórmula 1 y ha sido criado en los pechos de Maranello. Necesitará tiempo, pero dada su envergadura como piloto, la presión sobre el británico será extraordinaria desde el principio.
Nadie le discute su prestigio, aunque ahora también planea por su figura un factor de percepción que podría jugar en su contra: sus cuarenta años. De no rendir al nivel que se le presume, este argumento podría crecer en su contra. Alonso ha tenido que defenderse de él una y otra vez fuera de la pista y con su rendimiento dentro de ella. La pregunta: “¿Será la edad?” acompañará a Hamilton si Leclerc le derrota como en su día con Sebastian Vettel. Fue el monegasco quien terminó por sentenciar al piloto alemán, y quién sabe si también lo hará con su nuevo compañero.
Nadie discute el talento y genialidad de Lewis Hamilton, su extraordinaria capacidad en carrera, como ha confirmado estos años de Mercedes. Su orgullo de campeón y su nueva motivación harán exprimir sus mejores virtudes ante el gran desafío de su carrera. Será un combustible de alto octanaje para que Lewis Hamilton se eleve en con Ferrari a la altura de sus mejores tiempos.
A la búsqueda de ese mítico octavo título que nadie tiene, quién sabe si apostado por el entorno más complejo posible a estas alturas de su vida y su carrera. En todo caso, es así como se forjan las leyendas.
Será una experiencia apasionante, para el piloto, su equipo y todos los aficionados a la Fórmula 1. Como ninguna otra en la historia de la Fórmula 1.