Pocos minutos antes de empezar el GP de Mónaco, Ferrari publicaba en Twitter un mensaje con el monoplaza de Carlos Sainz aparcado en la parrilla de salida, atendido por sus mecánicos. «Faltan cuatro minutos… ForzaCarlosSainz55» era el mensaje de ánimo de la Scuderia. Instantes antes se anunciaba la retirada de Charles Leclerc sin haber podido llevar siquiera el monoplaza a su posición en la salida tras su pole del sábado. Quién le hubiera dicho el miércoles al español que defendería en solitario el honor de su equipo en la primera ocasión en que Ferrari optaba a la victoria tras casi dos años.
Desde la primera sesión de libres Sainz mostraba una extraordinaria facilidad para mantenerse regularmente arriba de la tabla de tiempos. El español ha clasificado el sábado entre los diez primeros en sus cinco años en Mónaco,y siempre ha terminado en los puntos.Pero tan rápida adaptación a un monoplaza nuevo en las calles de Mónaco, su quinta carrera con Ferrari, no resultaba tan previsible. Que Sainz se convertía en candidato a la victoria, aunque no el único, fue cuajando a medida que avanzaba el fin de semana. «¡No es justo!» gritaba frustrado por radio al ver las banderas amarillas y a su compañero aparcado contra los guardarraíles.En ese momento se esfumaban sus opciones de partir en primera posición y, por tanto, ganar, en el GP de Mónaco.
Paso a paso con el SF21
Carlos Sainz afrontaba una situación singular. En Mónaco, en casa de Leclerc, estaba plantando cara a su compañero, en un trazado de particular exigencia y dificultad, descubriendo al SF21. El ejemplo de Alonso o Ricciardo confirmaba las dificultades para otros pilotos que corrían con un nuevo monoplaza por primera vez en esta pista. Pero había que rematar la jugada en la carrera. Sainz no falló. La mala fortuna del sábado se compensó con el infortunio de Leclerc -en tres años, nunca ha terminado en Mónaco- y la increíble desventura de Mercedes con Valtteri Bottas. Con Max Verstappen dominando a placer la carrera, el primer podio de Sainz en Mónaco y con Ferrari remataba con justo premio un fin de semana espléndido. «Van a llegar muchos más podios de Carlos esta temporada», auguraba Mattia Binotto en la rueda de prensa posterior a la carrera. Sainz había salvado el honor del equipo, sorprendido y medio noqueado por no haber anticipado un problema con el monoplaza de Leclerc que hizo perder la victoria.
«El rendimiento de este fin de semana ha sido por una combinación de factores, y ha sido mejor de lo esperado», explicaba Sainz al resumir el gran premio de jueves a domingo, «es un circuito de baja velocidad, y hemos ido rápido en sitios así antes, y aquí sin rectas… La puesta a punto del equipo fue muy buena desde el principio, y tuve confianza en el coche desde el primer momento. El equipo supo generar mucha carga aerodinámica en el coche, y la gente de los neumáticos ha trabajado muy bien, ganaban temperatura rápidamente».
Su inspirador mensaje a todos los miembros de Ferrari por la radio al terminar la prueba, su actuación en la pista y ante los medios, confirman cómo Carlos Sainz está cada día más asentado en Ferrari. Lo sabe el equipo, y también el propio Charles Leclerc. «Si me hubieran dicho antes de venir a Mónaco que hubiera terminado segundo lo hubiera cogido con las dos manos. Simplemente, con Charles en la pole y yo perdiendo esa buena vuelta, no sabe tan bien como debería. Pero estoy seguro de que reflexionaré y estaré contento y muy orgulloso del fin de semana. Ferrari tiene que estar orgulloso del coche y del paso que ha dado este año». Cuando fichaban al español, en Ferrari le consideraban un compañero ideal para la estabilidad del equipo y quizás, en unos meses, con capacidad para presionar a su compañero. El segundo accidente de Leclerc (el otro en Imola) y los cronos de Sainz durante el fin de semana ponían en evidencia que la progresión del español es más acelerada de lo que Ferrari preveía. Quizás, una de las conclusiones más relevantes para Carlos Sainz en el pasado GP de Mónaco.
Alonso y Alpine: minimizando daños
En el otro frente español, Fernando Alonso se mostraba nuevamente sincero y realista un fin de semana más: «Ha sido decepcionante por las prestaciones». Por un lado, Alpine se encontraba en esta pista con un rendimiento inesperado del A521 tanto en entrenamientos como en carrera, opuesto al previsto tras el GP de España y el chequeo con Montmeló. Por primera vez, los dos monoplazas quedaban fuera del Q3. Lo anterior tampoco ayudaba a Alonso, quien nuevamente perdía la partida interna ni siquiera llegando al Q2 el sábado.Desde la decimoséptima posición logró remontar hasta la decimotercera, aunque con nuevamente la sensación de que aún resta tiempo y carreras para explotar su monoplaza y, sobre todo, reducir las importantes diferencias con el francés los sábados, el clavo que crucifica al español en esta primera fase de su retorno a la Fórmula 1.
«No fue lo esperado en prestaciones, y tras dos buenas carreras en Portimao y Barcelona parece que hemos dado un paso atrás. Yo he hecho lo máximo posible, saliendo el decimoséptimo y acabando decimotercero, en Mónaco no hay oportunidades. Espero que haya servido para coger información y para que el equipo, junto a los pilotos, podamos progresar en las próximas carreras. En Bakú no sé muy bien lo que esperar, la verdad». Seguro que Fernando Alonso tampoco esperaba un retorno tan complicado a la Fórmula 1.
Por lo demás, el GP de Mónaco dejó otros capítulos para el recuerdo, y también el futuro del campeonato. Fue el segundo podio más joven de la historia de la Fórmula 1, solo 'estropeado' por los 26 años de Sainz. Por primera vez en mucho tiempo no contaba con un piloto de Mercedes tras el desbarajuste del equipo con Hamilton en la pista y con Bottas en los boxes, la peor carrera del equipo alemán desde el GP de Alemania de 2019. Max Verstappen por fin lograba su primera victoria en Mónaco, y Red Bull, a la vez que su piloto, lidera ambas clasificaciones por primera vez desde 2013. Nada mal para una carrera tan aburrida y que hacía honor a la fama procesional del GP de Mónaco.