El Gran Premio de Arabia Saudí repitió el resultado de 2023, aunque ahora invertido. Max Verstappen volvió a repetir otra cabalgada en solitario, la novena consecutiva desde que Carlos Sainz ganara el pasado año en Singapur. Sergio Pérez, ganador el pasado año, escoltó con facilidad a su compañero. Aunque este triunfo convierte a Red Bull en el cuarto equipo con más victorias en la historia de la Formula 1, superando a un histórico como Williams. Y el holandés lograba su podio número cien en… 187 carreras
Sin embargo, en este pasado fin de semana saudí el equipo austríaco recogió más espacios mediáticos por sus cuitas fuera de la pista. Y con mayor relevancia que el propio Verstappen terminaba un chaval de 18 años que fue lanzado en paracaídas en el puesto de Carlos Sainz: el británico Oliver Bearman.
“¡Son 88 podios perdidos!” Por supuesto, estoy muy contento, pero no soy alguien que mira las estadísticas, así que estoy feliz de llegar a 100. Pero, por supuesto, quiero continuar y centrarme en la carrera a carrera para lograr el mejor resultado posible en todo momento”, declaraba el holandés al terminar el Gran Premio de Arabia. Sin duda, la racha no ha terminado.
Implosionar en el mejor momento
No resulta demasiado estimulante la descripción de estas últimas victorias del holandés, que responden a la misma y repetitiva plantilla. Arrancada desde la pole, sprint para salir de la zona DRS -ahora, en la primera vuelta- y dosificación del ritmo hasta la línea de meta. Sin restar méritos al gran talento del holandés, el segundo doblete de Red Bull en otras tantas carreras de 2024 confirma que no existen alternativas al RB20 por el momento. El temor es que así se mantenga el panorama hasta final de temporada.
Sin embargo, Red Bull protagonizaba un gran premio realmente intenso, aunque no en el asfalto, con una secuencia de noticias que colocaban a la organización al borde de la implosión en uno de los momentos de mayor dominio de cualquier equipo en la historia de la Formula 1.
Cojamos aire, y de carrerilla. Al terminar el Gran Premio de Bahrein, Jos Verstappen, padre de Max, declara que Christian Horner debe dejar el equipo a riesgo de fractura de este. Se deja ver con Toto Wolff y ambos insinúan la posibilidad de un cambio del piloto. Antes, Horner había sido liberado de las acusaciones sobre comportamiento irregular con una empleada. Después, se filtraban públicamente algunos de los archivos manejados en el caso. Con el cisma en ciernes, el hijo pone una vela a su padre y otra a su equipo con inteligencia en la rueda de prensa oficial en Yedda. Mientras, Horner pide que se pare la cacería mediática, porque ya está bien.
Pero durante el gran premio surge Helmut Marko avisando que puede ser despedido de Red Bull o él decidir no seguir en el equipo. Se le acusa de haber sido artífice de varias filtraciones a los medios. Max Verstappen salta a la palestra y vincula su futuro al de Marko. Toto Wolff abre la puerta al propio Marko y, de rebote, a Verstappen. El austríaco se reúne en el paddock con el jefe de Red Bull, Oliver Mintzlaff, para dirimir su futuro. Marko anuncia que sigue, pero que hace falta ‘calma’. La historia no ha terminado todavía.
Ferrari se consolida, aunque sin Sainz
Así que, de vuelta a la pista, el Gran Premio de Arabia se convertía en otro duelo para dirimir la jerarquía entre los perseguidores del equipo austríaco. Si Sainz subía al podio en Bahrein, en esta ocasión le tocaba a Charles Leclerc. Ferrari parece, efectivamente, segundo en liza. Casi tres décimas separan a Verstappen y el RB20 tanto en entrenamientos y carrera del SF24, como se comprobó nuevamente en Yedda. Al menos, Ferrari confirma su progresión respecto a 2023. Otros, no pueden decir lo mismo.
Sin embargo, el gran protagonista del fin de semana saudí fue Ollie Bearman, el piloto británico de solo 18 años. Miembro de la Ferrari Academy y participante en la Formula 2, fue lanzado en paracaídas al monoplaza de Carlos Sainz después de que se confirmase que las molestias del español -como quedó en evidencia en la primera jornada- forzaron su paso por el quirófano para operar una apendicitis. Aunque Sainz se escapó del hospital a las 24 horas de su intervención y en contra de la opinión de los doctores para estar presente en el circuito con su equipo.
Bearman sorprendió desde el primer momento. Con un par de sesiones de libres como todo bagaje y un debut en uno de los circuitos más rápidos y peligrosos del calendario, el británico terminó a milésimas de Lewis Hamilton en la parrilla, aunque fuera del Q3. Tras una extraordinaria carrera, remontó desde la undécima a la séptima posición final, sin errores y con un gran ritmo a medida que transcurría la prueba. Un debut de guion de película.
El emotivo abrazo del joven piloto británico con su padre -tres años mayor que Fernando Alonso, y siempre tenso y nervioso en boxes- reflejó la intensidad de la experiencia del piloto más joven en la historia de Ferrari. “¡Estoy destruido! ¡Físicamente fue una carrera realmente difícil! especialmente al final, cuando tenía a los dos pilotos con blandos detrás de mí (Norris y Hamilton)”, confesaba emocionado Bearman. “Tuve que esforzarme al máximo porque fue una carrera mentalmente difícil como se esperaba, y físicamente también tuve problemas, pero fue muy divertido”.
Fernando Alonso, en “modo clasificación”
McLaren, Mercedes y Aston Martin se repartían el resto de la tarta, como parece será el caso durante toda la temporada sin nadie echa el garfio a Red Bull. En esta ocasión, Fernando Alonso logró intercalarse en ese ‘mix’ de monoplazas con una sorprendente y muy trabajada quinta posición final.
Fernando Alonso mantenía el diagnóstico de Bahrein: El AMR24 es el quinto monoplaza de la parrilla. Pero si, como el asturiano ha avanzado, el coche tiene ahora más “velocidad punta y es más rápido en curvas rápidas” tras su evolución invernal, el trazado de Yedda se ofrecía como un buen escenario para confirmarlo. Además, con un nivel de degradación totalmente opuesto al de Shakir. Fernando Alonso aportó su toque personal en el guiso.
Con un extraordinario cuarto puesto de parrilla superó a los dos Mercedes y McLaren. No resulta fácil adelantar en este trazado, y el asturiano se empleó a fondo para exprimir su monoplaza en carrera. Tan solo Oscar Piastri pudo adelantar a Fernando Alonso en los primeros momentos de carrera.
Un duelo de 42 vueltas
A partir de la temprana parada en boxes, fruto del accidente de su compañero Lance Stroll, Fernando Alonso mantuvo un duro duelo con George Russell, siempre separados por un segundo y medio. Hubo un momento en que el español pidió a su ingeniero la cuenta atrás de vueltas “porque estoy en modo de clasificación”.
“Había un momento cuando paramos en la vuelta 7 u 8 con el coche de seguridad quedaban 42 vueltas por delante y entrabamos un poco en una zona desconocida”, explicaba Fernando Alonso al terminar. “En las dos sesiones de libres siempre haces diez u once vueltas con los neumáticos y de repente teníamos que hacer 42, así que teníamos mis dudas si podríamos llegar hasta el final”.
“Los neumáticos aguantaron bien, pero tuvimos un gran rival con George (Russell) toda la carrera, entre un segundo y segundo y medio y no pudimos cometer ningún error, así que fue una carrera mentalmente muy exigente”. Por detrás de Fernando Alonso, Lando Norris y los dos Mercedes.
Ni siquiera los ordenadores de Aston Martin lo esperaban. En Shakir anticiparon con la novena posición final. Así fue. En Yedda daban un séptimo puesto. Fernando Alonso defiende que corre para colocar su monoplaza por encima de la posición que se le supone al coche. Como en el Gran Premio de Arabia de Fórmula 1.